Un ángel cuidó a Ricardo por 12 horas

Una vendedora de plátanos y su hija, con necesidades especiales, lo encontraron en la plazoleta, se lo llevaron a su casa. Ayer lo entregaron en un comando policial

Desde que lo tuvieron en frente no dejaron de abrazarlo y tocarlo. Lo besaron efusivamente una docena de veces. Eunice González y Ramón Urdaneta, padres de Ricardo Enmanuel (2), se negaban a creer que su pequeñín estuviese sano y salvo luego de que se extraviara durante una presentación de tamboreros en la plazoleta de la Basílica de Chiquinquirá. Doce horas duró la búsqueda. Una vendedora de plátanos y su hija, una adolescente con necesidades especiales, lo encontraron deambulando y lo protegieron.

González recordó que la familia asistió el miércoles en la tarde a un taller en el templo para formar a Ricardo como Servidor de María. Terminada la actividad se quedaron en la plaza a escuchar a un grupo de tamboreros que  tocaba en honor a San Benito. Cree que el ruido desorientó a su hijo y se extravió entre la muchedumbre.

El niño caminó por minutos y se topó con la adolescente cerca del Hospital Chiquinquirá. Sandra, de 14 años, explicó que lo tomó de la mano para buscar a su mamá. Anduvieron por la capilla una hora. En el recorrido se toparon con unos huelepegas y ella decidió llevárselo a su casa, en el barrio Torito Fernández.

Laura Paz, madre de la jovencita, recordó que su hija se dedicó al cuidado del niño. Llegaron a las 11.00 de la noche a la casa, lo alimentó y lo durmió.

Ayer en la mañana, a Paz la llamó por teléfono el papá de Sandra y les recomendó: «Lleven a ese niño a su casa porque escuché en la radio que estaba secuestrado».

La familia siguió el consejo, vistió a Ricardo y a las 8.00 de la mañana lo entregaron en el comando de la Policía regional, en La Curva de Molina.

Una hora después, trasladaron a Sandra, a su madre y al niño hasta el comando de la Basílica. Los oficiales le regalaron un carrito rojo a Ricardo para que se entretuviera, mientras llegaban sus papás.

En el encuentro se confundieron las risas, los abrazos y los besos. Ricardo sonreía y jugaba como si nada hubiese pasado. El párroco Eleuterio Cuevas acompañaba a los padres y fue testigo del milagro, como lo catalogó Ramón Urdaneta, servidor Mariano y padre de Ricardo.

La familia agradeció a los entes policiales de la región y a todos aquellos que abarrotaron las redes sociales y ayudaron en la búsqueda de Ricardo. Especialmente, al ángel que se topó con él en la plaza. Se comprometieron a no perder el contacto con Laura y su hija.

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Estas son las dos hadas madrinas que protegieron al niño.

Promesa

Biagio Parisi, secretario de Seguridad y Orden público, se comprometió a incrementar la seguridad en las inmediaciones de la Basílica y a enviar a los indigentes a un refugio.

El comisario agradeció además «a un vigilante de la zona que informó a la iglesia que el niño fue llevado por una adolescente y de esta forma se lo hicieron llegar a la Policía».

 

John Briceño / Maracaibo/La Verdad