Periodista Javier Ignacio Mayorca: Nelson Merentes está metido en un problema (Detalles)

El presunto robo a Nelson Merentes, presidente del BCV, de una alta suma de dinero en dólares y euros en una casa de su propiedad en el estado Vargas ha dado mucho de qué hablar, a pesar de que el supuesto afectado no haya confirmado que le robaran dinero en efectivo.

A muchos les han atraído sobre todo los detalles: una joven modelo, operaciones estéticas… y claro, los euros y los dólares. Sobre este caso el periodista especializado en sucesos, Javier Ignacio Mayorca, apunta las siguientes precisiones:

El presidente del BCV Nelson Merentes está en una encrucijada. Si formaliza ante Cicpc la denuncia del hurto, tendrá que precisar datos de lo sustraído. Si no lo hace, el delito quedará impune y podrá repetirse. Hasta ahora, ha preferido quedarse callado

Desde un principio, la información llegó cruzada y aderezada con datos de imaginario popular. Que los hampones se metieron en una casa de Naiguatá utilizada los fines de semana por el presidente del Banco Central de Venezuela; que la incursión en realidad fue en un apartamento de Tanaguarena; que fueron USD 300.000 en efectivo, mantenidos como especie de caja chica del funcionario; que la cantidad era 40.000 euros… En fin, el equipo periodístico de un portal web se fue a Naiguatá con cámara oculta y constató que allí, como en el resto del país, se preguntaban con cierto temor si el visitante ocasional en realidad guarda semejantes cantidades en inmuebles aparentemente humildes, mientras se relaja entre partidas de dominó.

No cuesta mucho creer la especie del alto funcionario. Hay antecedentes que involucran a otros próceres revolucionarios en manejos nada santos de los dineros públicos en efectivo, como si fuesen atesorados para pagar la próxima compra en el automercado. Primero fue el ex viceministro de Finanzas Jesús Bermúdez, detenido cuando intentó entrar a EE UU por el aeropuerto de Opa Locka con casi 40.000 dólares, billete sobre billete. El sabía que si lo detectaban con toda esa plata en un solo paquete tendría que responder preguntas incómodas, así que entregó una parte al piloto del jet privado, y otra al copiloto.Pero en aduana no creyeron el cuento, y fue detenido.

Dos años después, en 2007, Guido Antonini fue apresado en el aeropuerto de Buenos Aires cuando trataba de pasar un maletín con $790.000. De ser por la Asamblea Nacional de entonces, la Contraloría y la Fiscalía venezolanas, eso hubiera quedado así, tirado a pérdida. Pero las averiguaciones internacionales revelaron que el dinero salió de las arcas de Petróleos de Venezuela como un aporte del presidente Chávez para la campaña de Cristina Kirchner. Y que además no fue el único envío. Antonini reconoció durante una comparecencia en tribunales de EE UU que hubo otras remesas con anterioridad.

En el caso del asesinato del diputado Robert Serra, en octubre de 2014, nunca se aclaró del todo qué llevaban en esas bolsas negras los supuestos homicidas grabados en el video que divulgó el propio Presidente. Documentos de la investigación conocidos en EE UU señalan que probablemente había importantes cantidades de efectivo sustraídas de una caja fuerte empotrada en la pared del estudio del parlamentario. Después de todo, nadie manda a colocar una caja fuerte en la pared de su vivienda si no pretende guardar en ella valores fuera de lo común.

En el caso del exministro de Finanzas los hechos constatados indican que hubo una denuncia sobre un supuesto hurto en un apartamento de Tanaguarenas, pero no ante la policía judicial sino ante la Policía del Estado Vargas, el fin de semana del 9 y 10 de enero. Desde el punto de vista del denunciante esto guarda cierta lógica. Los agentes regionales son más fáciles de orientar, se deben a un gobernador oficialista y exministro de Defensa. Todo queda entre amigos revolucionarios. Cicpc sería más difícil de manejar, aunque no imposible. En todo caso, allí le exigirían una relación precisa de lo hurtado, pues esa sería la base de la búsqueda. Y esa minuta podría filtrarse, ocasionando situaciones incómodas, como ocurrió en diciembre luego del secuestro del coronel jefe de seguridad de la Vicepresidencia. La gente no se preguntaba entonces por los detalles del plagio sino por el origen de los 40.000 dólares cancelados a las bandas de la Cota 905.

Igual ocurriría con Merentes. Es por eso que el funcionario supo utilizar los recursos a su disposición. Los policías regionales para poner ojos en el supuesto hurto y Cicpc para investigar el origen de las informaciones que colmaban las redes sociales. A tal efecto, bastó una llamada al director Sierralta. Nada de ir a una oficina oscura en la Urdaneta y pasar horas dictando a un detective detalles sobre las noticias que le molestaban.
Además de eso, hay otros hechos para valorar este caso.

Merentes ha reconocido en su entorno que en dos oportunidades el hampa ha visitado el inmueble donde supuestamente ocurrió el hurto. Pero que lo sustraído han sido prendas y electrodomésticos. Para él, nada de dólares o euros. De eso no se habla.

Igualmente, a propósito del escándalo de las últimas semanas ha admitido la existencia de una relación “de varios años” con la joven modelo varguense y en general con su familia. No ha especificado el tipo de nexo, aunque sí ha aclarado que él no ha usado su dinero para financiar las cirugías estéticas de estas damas, cuyos resultados ya son públicos, notorios y comunicacionales.

Tal y como van las cosas, este caso quedará cubierto por un manto de silencio a menos que surja otro dato relevante. O será tapado por un escándalo mayor.

SM