Le agradecen con tiros darles un vaso de agua

Los asesninos de José Gregorio Villar (28) huyeron sin dejar rastro. Su familia no tuvo tiempo de auxiliarlo, se desangró en la entrada de su residencia, en el sector El Cruce. Los parientes del joven claman por justicia. Los detectives no descartan móviles por el crimen, aunque sus hipótesis preliminares se inclinan a la venganza y al ajuste de cuentas

Helen Hernández/La Verdad

José Gregorio Villar Alvarado, de 28 años, nunca imaginó que lo asesinarían luego de tener un gesto de solidaridad. Unos desconocidos tocaron, el pasado martes a las 9.00 de la mañana, la puerta de su casa y le solicitaron un poco de agua. El joven se acercaba con los vasos cuando lo acribillaron sin piedad en el frente de su vivienda, en la calle El Cementerio del sector El Cruce, municipio Jesús María Semprún.

Los desconocidos se bajaron de una camioneta. José Gregorio solo salió para saber quién era. Al verlo le dijeron que tenían sed y él no se negó a colaborarse, detalló, en las afueras de la morgue forense, Aurelis Alvarado, hermana del occiso.

La mujer lloraba desconsoladamente. Repetía que su hermano era un hombre tan noble, colaborador y tranquilo como él. Desconocía por qué lo habían matado de esa manera.

Al volver al momento del atentado, Alvarado recordaba que José entró, buscó un vaso de vidrio, lo llenó con agua e hizo el último recorrido por la casa. Al llegar al umbral de la puerta y caminar hasta la reja del frente extendió el brazo para entregarles los vasos. Los hombres aprovecharon la oportunidad para someterlo, lo llevaron al porche y justo ahí lo acribillaron dejándolo muerto en el sitio.

Al escuchar las detonaciones, sus padres y sus otros hermanos cerraron las ventanas, la puerta del fondo y aseguraron la reja. «No sabían que se trataba de José, tenían miedo», comentó Aurelis, quien más tarde agregó que los vecinos también optaron por resguárdese en sus casas cuando sintieron la ráfaga de tiros.

La esposa de Villar no estaba en la casa. Entró en crisis al retornar y toparse con el cuerpo con los brazos y la boca semiabierta. En medio del dolor, la esposa de la víctima con ayuda de un hermano de esta, movieron el cuerpo hasta pegarlo a la pared. Los funcionarios de la Policía científica llegaron al lugar en cuestión de minutos, se llevaron el cadáver para trasladarlo hasta la morgue.

Aunque los familiares del albañil aseguran que en esa calle del sector El Cruce no se han registrado robos ni homicidios, es común observar como las bandas delictivas operan cuadras más abajo, así lo sostuvo una vecina de los Villar.

Los detectives no descartan móviles por el crimen, aunque sus hipótesis preliminares se inclinan a la venganza y al ajuste de cuentas, de la residencia no hurtaron nada.