“Hasta los momentos, no sé el tamaño del pipote ni si cayó de cabeza o de pie. Les pregunté sino hubo chance de darle primeros auxilios y me dijeron que el niño ya estaba muerto cuando ellas se dieron cuenta”, relató Isaura Betancourt, madre del niño de dos años y 10 meses que murió el pasado 20 de enero en el preescolar Mis Travesuras, ubicado en el 23 de Enero, Caracas.
“El informe forense y el acta de defunción arrojaron que había recibido un golpe en la cabeza. No sabemos de qué forma fue y cuando a mis familiares le entregaron las pertenencias las ropas estaban extremadamente mojadas y los zapatos destilaban agua. Pero, el niño no tenía líquido en sus pulmones, porque él ya había dejado de respirar cuando cayó al pipote”, afirmó Betancourt de 31 años de edad, en conversación con Contrapunto, desde San Félix, estado Bolívar, donde enterraron al infante.
Según la versión de la maestra Yoelis Barrios Gómez de 28 años de edad, el deceso había ocurrido cuando, por descuido de ella y la auxiliar Kharla Pérez de 18 años, el niño había ido al baño sin compañía y cayó dentro de un pipote, tras lo cual murió ahogado.
“Lo que deducimos es que al niño, una vez que muere, lo meten en el pipote de agua para hacer parecer que fue ahogado. La maestra me mintió, mi hijo no murió ahogado”, sentenció la madre de la víctima.
Además de la maestra y la auxiliar mencionadas, también están tras las rejas Xiomara Aguirre de 68 años, directora del plantel, y Yelitza López de 39 años, la otra auxiliar.
Betancourt exige que el cierre permanente del plantel y que las responsables del hecho paguen por la muerte a temprana edad de su único hijo.
SM