Conoce sobre el piloto de la aeronave que se estrelló en Canaima

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El piloto y actor venezolano Ernesto Cortez señaló este jueves sobre el aviador Ángel Larrode, quien desapareció con otras cinco personas cerca del Salto Ángel, en el estado Bolívar, que este “tenía más de 10 años de experiencia, conocía la zona y sabía los protocolos“.

Asimismo, indicó en una entrevista con la periodista Shirley Varnagy, transmitida por el Circuito Onda La Superestación, que Larrode “tenía su licencia para volar, sin embargo, estaba suspendido por el Instituto Nacional de Aeronaútica Civil (Inac) debido a que le faltaba un documento, no por mala práctica“.

Destacó que “todos los pilotos que yo conozco, que operan en el sur de Venezuela son responsables y organizados, por lo delicado que es sobrevolar esa zona“.

Recordó que volaba hacia el Parque Canaima, “la aeronave era chequeada todos días y cada 50 horas se le hacía una revisión“.

ATERRIZAR SOBRE UNA PIEDRA
El accidente de una aeronave cerca del Salto Ángel dejó la trágica cifra de cinco muertos, todos integrantes de una misma familia, además del piloto.

Ángel Larrode era el piloto que iba al frente de la aeronave Cessna C206 siglas YV3177, que tenía planeado aterrizar en la comunidad indígena Uruyen.

Estiman que el hombre intentó aterrizar en una piedra en la zona el pasado domingo, pero aún se mantienen muchas interrogantes. El martes, en horas de la mañana, funcionarios de la Fuerza Aérea de Venezuela, el Instituto Nacional de Aeronautica Civil y de Protección Civil Bolívar recuperaron los cuerpos de las víctimas.

Larrode trabajaba con el campamento Ara Meru, compañía dedicada a los paquetes turísticos en la zona, quienes ofrecen desde viajes en avión hasta estadía en sus instalaciones.

Larrode es uno de los pilotos que tenía más horas de vuelo en Canaima, además de que es conocedor de la zona, según un amigo del fallecido piloto. En las redes publicó inumerables fotos del Salto Ángel y de sus recorridos en la zona.

Según expertos, el vuelo en la zona es complejo, con un clima cambiante y “traicionero”.  reseña Sumarium