Abejas matan a un gandolero

La esposa de Roberto José López Álvarez (53) pretendía enterrarlo de acuerdo con las costumbre de la etnia Wayuu, pero los hijos del occiso se negaron rotundamente. Los familiares de la víctima exigen que se abra una investigación para confirmar la causa del deceso. La Policía llegó al lugar 20 horas después de ocurrido el incidente

Helen Hernández/La Verdad

La vida del gandolero Roberto José López Álvarez, de 53 años, transcurría con total normalidad hasta que el pasado lunes, a las 7.00 de la noche, un enjambre de abejas africanas lo atacó repentinamente, mientras caminaba por el sector El Cucurucho, municipio Jesús Enrique Lossada, al noroeste de Maracaibo. La víctima no pudo defenderse de la agresión, aunque corrió, las abejas eran muchas, lo picaron una y otra vez hasta matarlo.

A las afueras de la morgue, Odalys López, hija de la víctima, se encontraba desconcertada, la historia que le contó su madrastra era inverosímil. «Pienso que detrás de la muerte de mi papá hay otra cosa». La mujer la llamó por teléfono a las 12.00 de la noche para informarle sobre el deceso; al principio comentó que López había salido a caminar y cuando estaba pasando por una calle, las abejas lo atacaron; pero minutos después cambió la versión de los hechos asegurando que salió de la casa donde vivían sin rumbo conocido, al pasar las horas decidió buscarlo y halló su cuerpo inerte estaba tendido en una zona enmontada.

«No he vuelto a saber nada de esa mujer desde que hablé con ella por teléfono, desapareció», apuntó. Según Odalys, Marilyn, se negaba a la idea de que Roberto, su esposo, tuviera cualquier tipo de contacto con sus hijos, de hecho, ambos vivían en Barquisimeto de donde es oriundo, ahora residían en Maracaibo, esto gracias a la insistencia de marcharse y los constantes problemas que tenían por vivir allá.

Cuando Sonicar López, hija del occiso, supo la noticia llamó por teléfono a Marilyn para que le explicará mejor lo sucedido. López quedó atónita al enterarse de que su padre no había sido trasladado aún a la morgue forense. Marilyn le contó que levantó del sitio a Roberto sin vida lo llevó a la casa, al llegar colocó el cuerpo sobre la cama y ahí permaneció por 20 horas. La joven le exigió a Marilyn que llamara a la Policía científica y notificara el deceso, ella lo hizo, pero horas después. Pretendía enterrarlo según las costumbres de la etnia Wayuu.

La esposa de Roberto afirma que los funcionarios de la Policía científica pasaron toda la noche en el lugar, pero la familia no le da crédito a sus palabras. Consideran poco probable que los efectivos hayan calificado el deceso como muerte natural, desechando así toda posibilidad de abrir una investigación sobre el caso.

Versión policial

En la base central de la Policía científica tomaron las declaraciones de los allegados; en ese momento aseguraron que Roberto López se encontraba en su vivienda durmiendo en una hamaca, a las 6.30 de la noche, cuando de pronto unas abejas asesinas le picaron en varias oportunidades.

Aunque intentó defenderse, la lucha resultó inútil, los insectos acabaron con su vida. Por lo que los detectives manejan el caso como una muerte natural.