¿Es realmente saludable tomar vino o no?

Existen múltiples alimentos que ayudan a mejorar la salud del corazón. La ciencia ha comprobado que el vino (si se consume con moderación) puede reducir hasta en un 30 % el riesgo de padecer un ataque al corazón.

Además, se asocia el consumo moderado con una disminución en las probabilidades de sufrir diabetes tipo 2 hasta en un 40 %. Pero no es para entusiasmarse demasiado: la cantidad recomendada no supera los 148 mililitros por día, es decir, menos de la mitad de un vaso común. Para conocer los pormenores de este asunto, hoy te contamos más sobre esta bebida tan afamada para saber si es realmente saludable o no.

Menos es más

Si bien determinadas investigaciones afirman que existen beneficios relacionados a la ingesta de vino, cabe aclarar que el consumo excesivo de esta bebida puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, hay que tener en cuenta la frecuencia con la que se bebe: se recomienda evitar el consumo diario y se aconseja beber de forma alternada a lo largo de la semana.

¿El vino tinto es mejor?

El resveratrol es una sustancia presente en la piel de las uvas rojas y moradas y, por lo tanto, es mayor en el vino tinto que en el blanco y rosado. Este polifenol es reconocido por sus propiedades antioxidantes, que ayudan disminuir la presión arterial y a flexibilizar las arterias.

Los expertos en la materia afirman que consumir vino tinto aporta más beneficios al organismo que otros tipos de bebidas… Pero, no tan rápido. Los investigadores que realizaron un estudio publicado en el 2014 sostienen que el resveratrol no tiene incidencias en las probabilidades de disminuir enfermedades cardíacas o el cáncer y tampoco está asociado a la longevidad.

En realidad, los beneficios del consumo moderado del vino provienen del etanol, que aumenta los niveles de colesterol «bueno», mejora los casos con sensibilidad a la insulina y disminuye las probabilidades de que las arterias se tapen.

¿Qué sucede con las calorías?

Si tenemos en cuenta el peso, podemos afirmar que el vino constituye una alternativa más recomendable que otras bebidas alcohólicas. A diferencia de la cerveza, por ejemplo, la mayoría de las calorías provienen del alcohol, y no tanto de los carbohidratos. Además, el vino no contiene los azúcares refinados que se le agregan a otras bebidas (excepto los vinos de postre, cuyas calorías del azúcar sí cuentan). Entonces, una regla sencilla a tener en cuenta sería: cuanto mayor sea la graduación de alcohol, mayor será la cantidad de calorías que aporte.

En definitiva, podemos decir que, si bien existe una frecuencia y una cantidad e incluso un tipo de vino recomendado, siempre debemos recordar las posibles consecuencias de su consumo. Beber alcohol aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon, hígado y esófago en los hombres y un mayor riesgo de cáncer de mama en las mujeres. De manera que, si tienes en tu familia alguien que haya sufrido este tipo de cáncer, deberías consumir vino con mayor cuidado aún.

Además, si estás embarazada, amamantando o padeces alguna enfermedad por la que el consumo de alcohol esté contraindicado, lo mejor es que evites totalmente su consumo. Y recuerda: una alimentación completa y el ejercicio diario son factores mucho más positivos para tu salud que el hecho de beber vino en moderación.

Fuente: Vix