Precauciones a tomar para evitar los efectos del calor en nuestro cuerpo

El cambio climático, como consecuencia del efecto invernadero, ha acabado con más vidas de lo esperado en los últimos años.

Según reportes de las autoridades, en la India murieron más de 2.000 personas a causa del calor en 2015, mientras que este año, la temperatura de más de 41 °C ha causado la muerte de medio centenar de personas en Japón. ¿Por qué pasa esto? ¿Qué le pasa al cuerpo cuando se expone al calor extremo?

Los seres humanos tenemos una capacidad de adaptación que ha garantizado nuestro éxito en todos los ritmos de vida. Por ello, es que rápidamente al cambiar de clima, somos capaces de afrontarlo y reducir nuestra vulnerabilidad. Pero ¿qué pasa cuando el entorno sobrepasa nuestros límites?

Según un informe publicado, a principios de octubre de este año, por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, existe un escenario probable en donde la temperatura global aumente a un 1,50 °C por encima de los niveles preindustriales, en los próximos 20 años, teniendo esto un impacto global sin precedentes, y como consecuencia, transformando no solamente el ambiente, la economía, sino también nuestro cuerpo.

El cuerpo humano necesita una temperatura central entre los 36 y 37,5 °C para trabajar de manera óptima, esto varía de acuerdo a cada individuo (por ubicación y condición física), sin embargo, el cuerpo puede dejar de trabajar eficientemente cuando es expuesto a temperaturas altas que generen estrés en el organismo, causando daños severos en órganos vitales, músculos e incluso en la mente.

Cuando existen altas temperaturas, el organismo intenta refrescar la piel a través del sudor, en primer lugar, durante este esfuerzo, el cuerpo necesita tener agua disponible, por lo que debe estar bien hidratado, y el sistema cardiovascular deberá estar en buen funcionamiento, porque de otro modo no podrán estimularse las glándulas sudoríparas. Sin embargo, cuanto más caliente está el entorno, y la humedad es muy elevada, la sudoración no enfriará la piel.

Además del sudor, existe la transferencia de calor entre el cuerpo y el ambiente que lo rodea (vasodilatación), esto ocurre cuando la frecuencia cardíaca aumenta para estimular el flujo de sangre hacia la piel, los vasos sanguíneos se dilatan, y así se libera el calor. Sin embargo, a la exposición de extremas temperaturas el cuerpo llega a un límite en donde no liberará calor sino más bien adquirirá más. Ya que el exterior es más caliente que la temperatura corporal.

Cuando eso sucede, el esfuerzo cardiovascular es mayor e inician las complicaciones. Se da entonces el desgaste del cuerpo, las sensaciones de agobio y cansancio permanente, el agotamiento por calor y accidentes cardiovasculares, la migraña, pérdida de sueño (ya que el cuerpo no concilia el descanso) y alteración del estado de ánimo.

Incluso un estudio publicado en la revista Nature Climate Change y llevado a cabo en la Universidad de Stanford (EE. UU), sostiene que existe la posibilidad que incremente la tasa de suicidios por el calor extremo, ya que este afecta la interacción social, aumenta la irritabilidad y genera conductas violentas.
Los riesgos están también vinculados al estado físico del individuo, como la edad, ya que los ancianos y los niños son los más vulnerables (los primeros tienen menos glándulas sudoríparas y los segundos no las han desarrollado completamente). También influyen en las enfermedades crónicas (problemas cardíacos o respiratorios) y en personas que ingieren ciertos medicamentos, quienes también quedan expuestos.
Los especialistas aseguran que el calor puede llegar a ser “asesino” mientras las altas temperaturas se mantengan durante un período prolongado (día y noche), porque de ese modo el cuerpo no puede deshacerse del calor.

¿Cuáles son las precauciones a tomar durante una ola de calor?

La recomendación principal es beber mucha agua, para evitar los efectos contraproducentes de deshidratación. De igual manera, evitar la ingesta de alimentos muy calóricos, picantes y ricos en grasas, preferiblemente consumir frutas y verduras.

No exponerse al sol por períodos prolongados sobre todo en las horas del mediodía, vestir ropa ligera, y de colores claros.

Permanecer en lugares con ventilación o aire acondicionado para mantener “artificialmente” la temperatura del cuerpo.

No realizar actividades deportivas al aire libre o reducir el impacto del mismo para evitar el exceso de exposición. reseña culturizando