Runrunes de Nelson Bocaranda del 09.08.2018

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ALTO
¿FARSA O FALSA?:

Me refiero a la democracia de la que Maduro pontificó, haciéndola suya, en la cadena tras el frustrado magnicidio donde “vio la muerte cerca”. Habló de elecciones en procesos limpios, respeto a los ganadores, aceptación de derrotas sin chistar y muchos otros galimatías que todos sabemos son falsos. Engañaron a todos negando el referendo revocatorio en 2016. No respetó el resultado de la contundente victoria opositora en la Asamblea Nacional de 2015. Trampearon resultados de Amazonas y aún no ha dicho la última palabra el rojo CNE; la declararon en desacato, nombraron un Tribunal de Justicia a su medida cuando les dio la gana; han escogido a sus rivales; han acabado con los principales líderes opositores que jugando democráticamente salieron victoriosos en diferentes elecciones; usan al CNE, TSJ, Contraloría, Procuraduría y otros entes oficiales para cercenar, disminuir, apresar, amenazar e irrespetar a los demócratas. Aquí señalamos hace dos meses que acabarían con PJ, comenzando por Julio Borges, tal como lo hicieron con VP y dirigentes de otros partidos. Usan el SEBIN y el DGCIM cuando les da la gana. Los temores de las elecciones de diciembre los mueven a las últimas escaramuzas con la careta quitada. Usan los encapuchados para comprometer, sin pruebas, a diputados y dirigentes que andan, temerosos de las garras rojas, únicamente por el camino constitucional. Se ufanan de haber lanzado a la diáspora a un alto número de diputados de la legítima AN. ¿La que debe aprobar el programa económico rojo para ser aceptado en organismos globales? ¿Democracia, pues?

 

MEDIO
AL ROJO VIVO:

“‘El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política’. La frase fue pronunciada por Simón Bolívar en su Discurso de Angostura el 19 de febrero de 1819. Casi doscientos años más tarde, las calles de Venezuela se llenan de protestas a diario dando cuenta de infelicidad, inseguridad social e inestabilidad. Ya no se trata de reclamos políticos, como los que protagonizaron las manifestaciones de 2017, consideradas como el período de reclamos de calle más largo de la historia contemporánea cuando se registraron 5.427 manifestaciones en el primer semestre del año, el más activo. Un año después, las voces se alzan para denunciar las condiciones de vida, exigir reivindicaciones laborales, reclamar las fallas en los servicios públicos y demandar respuestas de las autoridades”. “El Termómetro de la Calle -una iniciativa de TalCual, El Pitazo y Runrun.es- nace para llevarle la temperatura a la protesta gracias a instrumentos desarrollados junto a ORC Consultores y que permiten dar cuenta de cómo los municipios del país se inundaron de reclamos durante el primer semestre del año, a razón de casi 7 manifestaciones por día para un total de 2.403. El contraste con 2017 es evidente, pero la disminución global del registro da pie a otra comparación: el protagonismo del reclamo por razones sociales.”

La investigación está en www.runrun.es y de ella reproduzco algunos datos relevantes: Entre enero y junio de este año hubo 2.152 protestas sin motivaciones políticas a escala nacional, el 89% del total, y con el Distrito Capital como la entidad más conflictiva. La tendencia se mantuvo la primera quincena del mes de julio, siendo el estado Zulia el de mayor cantidad de manifestaciones durante esos 15 días, superando a Distrito Capital y Mérida que le siguieron. Sin embargo, en el acumulado, sigue siendo la capital el territorio con las calles más calientes, con la región zuliana acercándosele. Asimismo, en la sumatoria de todo el país se notó un aumento de la protesta política (264), superando por primera vez en 2018 a las motivadas por ausencia de gas doméstico (253). A escala local, el municipio Libertador, en la Gran Caracas, fue el que más reclamó en la calle (hubo 350 protestas desde enero al 15 de julio). Libertador superó con creces a los demás municipios capitalinos por la cantidad de protestas laborales (149), seguidas de las motivadas por razones políticas (57). En general, los reclamos laborales son a mediados de año los más comunes (853), seguidos por los de electricidad (332) y por escasez de comida o fallas en la entrega de los CLAP (273). Es así como 3 de cada 10 protestas, en promedio responden a motivos laborales, así como 1 de cada 10 lo hacen por fallas eléctricas. La lista se completa con las manifestaciones políticas (264), por agua (260) y por gas (253), además de aquellas con respecto a servicios de salud (247) y por transporte público (104). En 16 estados del país -incluyendo el Distrito Capital- la protesta más común es la de origen laboral. Allí se debe tomar en cuenta el reclamo a escala nacional que inició el gremio de enfermeras el 25 de junio con una protesta coordinada en distintos hospitales del país y al que se le fueron sumando otros sectores de la salud. De allí que la data los primeros quince días de julio aumente la intensidad. Le sigue en un distante segundo puesto la protesta por el CLAP, que se repitió en tres entidades. Salud, gas, comida y electricidad fueron la prioridad #1 en cuatro estados, respectivamente.
Ni las distracciones de estos días -incluyendo desde el fallido atentado con drones hasta el ilegal allanamiento a la inmunidad parlamentaria de legítimos diputados- han logrado bajar el nivel de las protestas nacionales. Hay calentera, pues …

 

BAJO
¿BOLI-CHICOS O BOLI-VELAS?:

El informe del Grupo de Ingenieros Ricardo Zuloaga revela el crucial estado de nuestra energía eléctrica: ¿Qué aportaron los cuantiosos recursos despilfarrados en el sistema de la ciudad capital durante los años 1999-2018 presentados por los ministros de turno (Ángel Rodríguez, Alí Rodriguez Araque, Héctor Navarro, Jesse Chacón y Luis Motta Dominguez) como el verdadero blindaje de Caracas? El apagón del 31 de julio y el patrón de interrupciones previas es indicativo de los graves problemas presentes en el sistema eléctrico. Coinciden que en la actualidad la demanda eléctrica del país es la más baja de los últimos años y tiene un retroceso de unos 5.000 MW con respecto a la que se registró en el 2013. Evidencia la incapacidad del sistema eléctrico para cubrirla. Realidad no solo en Caracas, sino por la situación crítica del Zulia y de los Andes. Cada vez hay menos oferta de generación, los equipos tienen fallas más graves y duraderas y Venezuela se va quedando con menos capacidad de soportar la escasa demanda eléctrica que se tiene, la cual va camino a ser, en muy corto plazo, inferior a la que había cuando Chávez llegó al poder en 1998. El Gran Saqueo del Siglo XXI. A comprar velas, pues.