Manuel Malaver: Ya a Maduro no hay quien se lo cale

Cualquiera pensaría que a un presidente con el 80 por ciento de rechazo como Maduro, el 20 por ciento de venezolanos que “teóricamente” lo apoyan, bueno, se arrimaría a acompañarlo y vitorearlo para que no se vea tan absolutamente abandonado.

Pero no, Maduro, lleva semanas luciendo como un despistado que habla para el , puesto que, si aparece en actos públicos, no se ve rodeado de más de 200 o 300 personas que, empiezan a desaparecer, en cuando el jefe del Estado amenaza con discursear.

Yo recordaría lo que pasó ayer en un acto que se celebró en la Plaza Caracas con motivo de su comparecencia al CNE a firmar un presunto acuerdo de respeto a los resultados electorales y que, fue patético, porque el presidente habló para un número de seguidores que, al comienzo, no pasaban de 500, pero que al final, solo eran 100.

Peor fue, sin embargo, lo que sucedió en el Panteón Nacional el viernes, cuando, el presidente, rodeado de ministros y algo de público, celebraba que los restos “simbólicos” de Juana, la Avanzadora, descansarían en el altar que recibe a los héroes de la patria, y ante lo escuálido de los aplausos conminó al presidente de la Asamblea Nacional con un: “Aplaude, Diosdado, aplaude”.

No pudimos averiguar si , sencillamente, roncaba ante la perorata de Maduro y quiso decirle que no interrumpiera pero, lo más es que, si no dormía, mentalmente estaba en otro mundo.

Y lo entendemos, porque hay que tener el pellejo de palo o de hierro para escuchar a Maduro sin, por lo menos, irse a otro lado.

Es el presidente de los disparates verbales que, además, perpetra la audacia de querer hacerlos realidad, aunque, por lo general, lo más seguro es que, prometa una cosa ahora para olvidarla al segundo siguiente.

Característica que también incide en su soledad, en su abandono, pues con tanta ¿quien tiene tiempo para oir un presidente que habla para él mismo?

Por Manuel Malaver / @MMalaverM