Javier Antonio Vivas Santana: ¡Paquetazo! Y falta el aumento de la gasolina a niveles internacionales

gasolina

A propósito de la eliminación de los cinco ceros para los precios en esta economía hiperinflacionaria que acaba de anunciar Nicolás Maduro, como si tal decisión fuera la panacea para salir del marasmo económico al cual nos ha llevado su gobierno, muchas han sido las discusiones sobre qué pasara con el precio de la gasolina y sus posibles formas de pago, en virtud de que su precio quedaría prácticamente anulado del contexto monetario.

La verdad es que la eliminación de tales ceros no significa que Maduro no aumentará el precio de la gasolina. Por el contrario, en lo personal considero que la eliminación de los cinco ceros fue el mejor disfraz para hacerlo. El litro de 91 octanos, no tengo dudas, se venderá antes de la aplicación de la susodicha «reconversión» en Bs. 10 mil (Bs. 0,1 «soberano») y de 95 octanos en Bs. 60 mil (Bs. 0,6 soberanos). O sea, el madurismo aplicará un perverso paquetazo al pueblo, cuyos efectos comenzaremos a sentir, apenas la medida sea ejecutada. ¿Y en qué nos basamos? Que nadie olvide que David Paravisini, «constituyente», y «asesor» del madurismo, nos adelantó que la gasolina debería ser llevada a precios internacionales.¹

Lo insólito de esta decisión, que no está negada en su necesidad, la crítica se fundamenta en la propia torpeza del plan económico, lo cual impedirá su efectiva ejecución. El problema del ajuste, es decir el aumento en el precio de la gasolina, irónicamente será la falta de efectivo. Si aumentan la gasolina y eliminan el viejo cono monetario podrán imaginar el caos. No habrá forma de pagar el combustible en la mayoría de estaciones de servicio ante la carencia de billetes y monedas, en virtud que más del 90% de las estaciones de servicio no están adecuadas para el pago de manera electrónica. Asimismo, ese problema se extiende para el pago del destruido y paralizado transporte público sobre las muy pocas unidades en servicio, incluyendo las llamadas «perreras», lo cual terminaría de agravar la situación del malogrado sistema de movilización que afecta a los venezolanos.

En todo caso, lo que no podemos perder de vista, es que esta mal llamada «reconversión monetaria», que incluso hasta niega el valor del ahora denominado «bolívar soberano» fijando su «valor» en función del llamado «petro» que ni siquiera funciona en los países amigos del madurismo como Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia o China, y menos para que los altos funcionarios puedan pagar sus gastos en el extranjero cuando van a «representar a Venezuela» en sus compromisos «socialistas», ha sido toda una estrategia para seguir desangrando al pueblo, y con ello, supuestamente perfeccionar la dependencia de los ciudadanos al madurismo, al hundirnos cada vez más en una espantosa miseria.

En tal sentido, era obvio que en el medio de una incontrolada hiperinflación no podían aumentar el precio de los combustibles, pero como ahora eliminan de un plumazo los agobiantes ceros, pues ya no tendrán excusas para seguir postergando esa medida. Sólo que en este caso la hiperinflación no se detiene, sino que tal medida se convertirá en una bomba que desate la verdadera guerra económica para los venezolanos. Es decir, el madurismo intentará apagar el incendio de la hiperinflación echándole un incremento de cinco cifras al aumento en los precios de la gasolina, bajo el manto de la mal llamada «reconversión», para luego decir que «no hubo ajuste», como es la costumbre de un gobierno irresponsable engañando a la población.

Venezuela agoniza. Definitivamente el madurismo en un desastre en toda su dimensión de gobierno. El aumento del precio de la gasolina en los términos en que Nicolás Maduro pretende imponer un «plan económico» que no tiene una sustentabilidad financiera y monetaria, pero sobre todo de acuerdo y aceptación de la sociedad, está condenado al fracaso. Cuidado si la gasolina que pretende aumentar el gobierno, no termina por hacer una explosión política que concluya asesinando lo que no termina de morir, y permita el nacimiento de lo que tiene que nacer. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

Javier Antonio Vivas Santana