Carlos Blanco: La salida de Nicolás

Carlos blanco

He sostenido que la salida del régimen está planteada. Algunos interlocutores me reclaman, porque yo llevaría años prediciendo lo que no ha ocurrido. Siempre parece que se está a punto y no ocurre. Tema a evaluar, sobre todo por respeto a quienes confían en la palabra de quien esto escribe.

Cuando se ha dicho que Maduro (o, antes, Chávez) se va del poder, es casi inevitable que tenga el tono de una predicción; es decir, de una certeza que se cumplirá. Sin embargo, en rigor alude a la elevada probabilidad de que ocurra. No es una certeza sino una evaluación, según la cual entre todos los acontecimientos posibles, el de la caída del régimen se presenta como altamente probable.

Una alta probabilidad de la sustitución del régimen ha estado planteada en varias oportunidades y solo en 2002 se dio, aun cuando por escasas horas. Tuvo lugar en ese momento y después no por varios factores: el estado de la oposición, la situación de la Fuerza Armada, la situación interna del chavismo y la protesta de calle.

En el pasado, la oposición ha estado bastante unida en los eventos electorales, pero no en la caracterización del régimen como dictadura ni en la apelación a la insurgencia (333 y 350 de la Constitución). El “diálogo” zapateril y las elecciones regionales han sido atractores fatales que han confundido y dividido a las fuerzas democráticas.

Los militares, por su parte, salvo en 2002 y en algunos episodios individuales (o en supuestas conspiraciones abortadas), han permanecido en una actitud de obediencia, aun cuando todo el mundo sabe que forzada por la persecución interna, la ominosa presencia cubana y el servilismo de algunos jefes.

En el caso del chavismo ha forzado la homogeneidad: hace tiempo expulsó de sus filas o experimentó disidencias importantes (Luis Miquilena, Raúl Baduel, etc.) a lo largo de los años, pero volvió a compactarse por un período largo.

La calle ha subido y bajado en varias oportunidades. Las masas han salido a la calle muchas veces, pero un sector opositor les sustrajo el apoyo y desamparadas políticamente tuvieron que volver a sus casas con pérdidas terribles.

La situación de 2017 es diferente: la oposición –¡por fin!– asumió el carácter dictatorial del régimen y la necesidad de rebelarse en su contra, en la convicción de que aquel cerró toda salida electoral. La FAN aparece como un hervidero, con la disidencia de figuras importantes, y según el correo de las brujas con cismas entre generales, y entre generales y civiles de la macolla tardo-chavista, por el otro. En el chavismo de hoy el deslave es por demás evidente. Y los ciudadanos no se muestran dispuestos a regresar a sus casas después de tres meses en la calle.

Esta nueva temperatura hace muy probable el fin de la pesadilla.