Sicarios, inoculación de veneno y francotiradores: las 17 veces que Nicolás Maduro denunció magnicidio

El presidente de Venezuela no se cansa de alertar sobre planes para asesinarlo. Siguiendo el ejemplo de Hugo Chávez, que afirmó la existencia de 63 conspiraciones, el bolivariano recurre a esta estrategia cada vez que la crisis interna se profundiza

El 23 de enero de 2013

Nicolás Maduro había quedado al frente del gobierno venezolano en diciembre de 2012, por la enfermedad del ahora fallecido Hugo Chávez. Y en enero de 2013, durante la concentración chavista en Caracas, denunció el primer plan de la oposición para atentar contra su vida y la de Diosdado Cabello. Frente a miles de chavistas, calificó el supuesto complot como una «jugada macabra y criminal» de los sectores radicales de la oposición. «Todos los organismos de inteligencia del país están activados», afirmaba.

6 de febrero de 2013

Ya como candidato oficial a la presidencia, rompió el clima de fiesta de su acto de campaña en San Félix, estado de Bolívar, –primero tocó los tambores, claro– y anunció que «sicarios mandados por la derecha salvadoreña» querían matarlo.

«Detrás de esto está Roger Noriega y la derecha salvadoreña, que han mandado unos sicarios para asesinarme. Me quieren matar porque saben que no me pueden ganar. No me voy a dejar matar, pero no me van a alejar del pueblo y si algo llegara a pasarme, ustedes saben qué hay que hacer», denunciaba ese día.

16 de abril de 2013

Luego de la crisis desatada por el ajustado resultado electoral, Nicolás Maduro acusó a su rival Henrique Capriles de querer «acabar con él». Lejos había quedado la promesa del chavista de realizar un recuento de votos, ahora atacaba directamente a su contrincante para hacerse fuerte en la calle. Ese día, en vez de aumentar la escalada de violencia, Capriles decidió suspender la marcha opositora para evitar «un baño de sangre».

3 de mayo de 2013

En esta jornada un viejo enemigo de Maduro vuelve a ser señalado como autor de una nueva conspiración. El chavista acusó al ex mandatario colombiano Álvaro Uribe de estar detrás de un plan para asesinarlo y, debido a esto, afirmó que se mantenía en alerta cada vez que asistía a un acto público.

Una vez más, el chavista no dio detalles sobre la conspiración, pero sí afirmó que ésta contaba con el apoyo de Estados Unidos y la oposición venezolana.

30 de mayo de 2013

Esta vez dio más detalles de cómo planeaban matarlo. Según Maduro, le iban a «inocular un veneno» para terminar con su vida. ¿Los culpables? Un grupo de expertos –posiblemente de la CIA– organizaban todo desde Bogotá.

Lo que Maduro no contaba es que, ese mismo mes, se vendía al oficialismo la única señal de TV opositora del país, Globovisión, que había sobrevivido a 14 años de chavismo; y sumaba fuerza una denuncia de fraude electoral.

24 de julio de 2013

En esta oportunidad no fue Maduro, el vocero de otro supuesto plan de magnicidio fue el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. El número dos del chavismo, investigado por sus vínculos con el narcotráfico, afimaba en ese entonces que «la oposición» buscaba deshacerse de Maduro. «Se van a arrepentir toda la vida», amenazaba. Mientras, para ¿tranquilizar? al pueblo venezolano, Maduro prometía 100 años de chavismo.

31 de julio de 2013

El chavista sumó más enemigos a su lista. Esta vez, acusó al ex agente de la CIA Luis Posada Carriles, a Álvaro Uribe y al hondureño Roberto Micheletti.

18 de agosto de 2013

José Vicente Rangel, un histórico dentro del chavismo, fue muy preciso: según él, el 8 de diciembre de ese año intentarían matar a Maduro. Detrás del plan, otra vez estaba la oposición venezolana. Los que Chávez llamaba «escuálidos pity yankees». ¿Cómo acabarían con él? Un grupo de francotiradores entrenados en Miami y Colombia actuarían de sicarios.

Por esos días, el chavismo buscaba aprobar una nueva ley habilitante para dotar de superpoderes al Gobierno. Según el oficialismo, quienes estaban en contra del proyecto de ley –es decir, todos los opositores– eran «sospechosos».

26 de agosto de 2013

El entonces ministro del Interior, Miguel Rodríguez, anunció la captura de dos supuestos sicarios colombianos que formaban parte de una banda de 10 hombres involucrados en un plan para asesinar a Maduro. Otra vez el conspirador era Uribe. Tras la denuncia, el hashtag #MentiraFresca se multiplicaba en las redes sociales…

15 de febrero de 2014

Durante «la marcha por la paz y las FFAA» (con ese lema convocó el chavismo), Nicolás Maduro volvió a denunciar las intenciones de derrocarlo y matarlo. Por esos días, Venezuela ya estaba convulsionada. Las marchas que se habían desatado el 12 de ese mes mostraban el descontento con el Gobierno. La protestas por mayor seguridad, progresos económicos y apertura democrática terminaron con decenas de muertos y un objetivo claro para el chavismo: encarcelar al opositor Leopoldo López. Desde el 18 de febrero de ese año, el líder de Voluntad Popular permanece encarcelado en el penal militar de Ramo Verde.

15 de marzo de 2014

Maduro acusaba a «espías de la CIA», a Álvaro Uribe… pero nunca se había metido directamente con Barack Obama. Ese día llegó el 15 de marzo de 2014. «Si Obama autoriza mi asesinato, cometería el peor error de su vida», decía Maduro frente a una multitud.

28 de mayo de 2014

Con Leopoldo López preso, el blanco de ira chavista se trasladó a la diputada María Corina Machado. En una conferencia de prensa, la plana mayor del chavismo exhibió cinco supuestos correos electrónicos de Machado y otros dirigentes antichavistas donde discutían supuesta formas de «acelerar una crisis política y derrocar a Maduro».

1 de junio de 2014

Las denuncias de magnicidio del chavismo se trasladaron a Ginebra. Allí, el delegado venezolano ante la 103º Conferencia Internacional del Trabajo alertó a los delegados de los 185 países miembros sobre «un plan reiterado de factores de la extrema derecha venezolana».

14 de diciembre de 2014

En otra denuncia en suelo internacional, Maduro afirmó que un sicario pretendía asesinarlo durante la cumbre de la Unasur en Ecuador. «Llamé al presidente Correa en ese momento. Se reforzaron todos los mecanismo y se tomaron las medidas. El hombre había entrado a Ecuador un día antes. Tenemos su nombre, apellido, número de cuenta bancaria y el dinero que le pagaron. Tenemos todo». Ese sicario nunca apareció.
23 de enero de 2015

Maduro alertó de que «terroristas financiados por el narcotráfico colombiano y la ultraderecha estadounidense» buscarían asesinarlo en San José, durante la III Cumbre del Celac en Costa Rica. El canciller costarricense, Manuel González, tuvo que salir a desmentir al chavista.

12 de febrero de 2015

A un año del inicio de las protestas antigubernamentales, Maduro denunció en cadena nacional el llamado «Plan Azul». Según detalló, un avión artillado modelo Tucano iba a usarse para bombardear el Palacio presidencial de Miraflores, el canal de televisión Telesur, la sede principal de la Fiscalía General y otros edificios gubernamentales. El alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, fue señalado como uno de los cerebros del plan, que –obviamente– incluía el magnicidio de maduro. Ledezma fue encarcelado el 19 de febrero y, como López, es un preso político del chavismo. Por cuestiones de salud, está en prisión domiciliaria.

31 de agosto de 2015

Desde Vietnam, Maduro ahora dice que hay planes para matarlo y que Juan Manuel Santos «hace la vista gorda». Luego de ordenar la deportación masiva de colombianos, el presidente de Venezuela denunció otro complot organizado «desde Bogotá».

 

INFOBAE