“Primera vez que ando en esto de las colas en 73 años de vida”

Los enfrentamientos del jueves en el Hipermercado Makro de Puerto Ordaz no impidieron que los consumidores volvieran a hacer la . No hay otro modo de los bienes de primera necesidad.

Con sombrillas y cartones sobre sus , los compradores rodeaban este viernes el Abasto Bicentenario de Alta Vista y Makro con la esperanza de no regresar a sus casas con las vacías.

La oferta de dos , un , un cartón de leche y un paquete de azúcar fue la razón del nuevo suplicio humano frente al Bicentenario. Sin embargo, muchas veces se desconoce la venta del día hasta el ingreso al local.
“Hay días en que nos mandan a nuestras casas sin nada y si llegamos a comprar cómo rendimos lo que nos dan por 8 días”, preguntaba una señora que declaró sin revelar su nombre.

En medio de la desilusión y el desespero general, algunas personas reivindican el discurso gubernamental y responsabilizan a la oposición de las colas por escasez. “Yo soy chavista nato de corazón, y esto es culpa de la oposición (…) En la cuarta república la gente se moría de hambre y todavía quieren que votemos por ellos (en las elecciones parlamentarias)”, dijo Ricardo Pacheco, aunque las personas que tenía al lado insistían que esta “nueva forma de vida era el pan nuestro de cada día”.

Segundo día de desconcierto en Makro

Al llegar al Hipermercado Makro, los gritos de denuncias yla impaciencia de las personas con más de ocho horas, otras desde el día anterior, se funden en un clamor general: “¡Déjennos pasar!”. La frase es la más repetida por la multitud que permaneció en el estacionamiento resguardado por efectivos de la milicia, quienes no respondían a sus reclamos y los agredían verbalmente.

“Estamos esperando aquí desde las 4:00 de la mañana. Los guardias hicieron una cola de gente que llegó a las 6:00 y a esos son los que están pasando”, relató Gregoria Lugo desde la fila de la tercera edad.

Los exhortos al presidente de la República, Nicolás Maduro, y al gobernador Francisco Rangel Gómez a solucionar la situación fueron reiterados una vez más. En la lejanía estos llamados encontraron respuestas: “ellos (Maduro y Rangel) no reconocen que hay hambre”.

“En 73 años de vida, primera vez que ando en esto (…) En mi casa no tengo espagueti, no tengo arroz, no tengo azúcar. Ojalá me pudieran decir dónde conseguirlos”, señaló Ramón Guzmán, quien sufre de hipertensión y solo pudo adquirir 4 paquetes de harina de maíz, 2 mantequillas y 1 suavizante.

Ir al mercado con la esperanza de comprar artículos de cualquier tipo por la vía tradicional se ha convertido en un sueño lejano.

La odisea diaria del venezolano para llevar el pan a la mesa forma parte de una nueva definición de “normalidad”, resguarda.

Fuente: Correo del Caroní