Niños indígenas mendigan en las calles de San Cristóbal

Están proliferando en las calles de San Cristóbal los indígenas que mendigan, principalmente niños y adolescentes, sobre todo en la intersección de las avenidas 19 de Abril con la Octava y con los viaductos Nuevo y La Bermeja; Libertador y Cuatricentenario con Redoma del Educador; Carabobo con Séptima avenida, carrera 8 y Ferrero Tamayo, y el Terminal de Pasajeros, publica La Nación.

Desde hace varios años se observa, principalmente en el día, a mujeres indígenas, la mayoría con cara de niñas, algunas embarazadas con niños en brazos y otros más mayorcitos, que deambulan pidiendo limosna en los sitios mencionados, elegidos para la actividad por sus mayores. Cuando los conductores hacen la parada, obligados por la luz roja del semáforo, sale un niño o una niña, corriendo, sonriendo, estirando la mano para acercar un vaso o un pote al conductor para que le dé dinero.

Eso sí, ayer se observó que en la isla de la Redoma del Educador, donde un grupo pernocta durante el día, había pedazos de billetes de dos bolívares e incluso de diez, porque al parecer -explican personas que prácticamente hacen vida con ellos-, aunque los reciben, no les gustan los billetes o monedas de baja denominación y los rompen. A las monedas de un bolívar les quitan el aro dorado y se los colocan de anillo, y las demás las tiran en el espacio donde se encuentren.

En oportunidades se han visto adultos indígenas vendiendo cestas, sombreros y productos artesanales propios de su cultura, mientras las mujeres se quedan en las aceras dando teta a los niños o alimentando a los que todavía requieren atención de una persona mayor: toda una actividad al sol y al agua.

En condiciones insalubres y de vulnerabilidad

A la ciudadanía en general le da lástima la condición en que se encuentran los menores de edad, que se distinguen por sus rasgos típicos indígenas, pues han visto que andan descalzos e incluso a algunos bebés sin ropa interior; pues los ven en condiciones de vulnerabilidad.

En varias oportunidades, a lo largo de los últimos años, han llamado la atención sobre la situación en los diferentes medios de comunicación, donde han denunciado que supuestos caciques los traen y los explotan laboralmente, al obligarlos e inducirlos a pedir limosna con un pote en la mano; también presumen -y así lo han dicho las autoridades en su momento- supuesta explotación sexual. Durante varios años se han observado embarazadas, algunas aún con cara de niñas.

Otro tema son las condiciones en que hacen vida en las calles de San Cristóbal. Se establecen principalmente en sitios donde pueden protegerse del sol, algún minibosque, como los bambúes que hay en la Redoma del Educador.

“Tienen como mes y medio aquí; vienen unos, se van y después llegan otros. Esta semana han llegado como sesenta. Ayer y hoy esto ha estado lleno de puros indígenas, están escondidos, se acabaron de bajar de la buseta, pero los vieron a ustedes y se regresaron. Hay dos tipos que dejan los sombreros y se van”, dijo Rubén Rojas.

El usuario de ese sector de la avenida Libertador destacó la pestilencia que hay en la zona. “Aquí, en el bambú, las mujeres hacen del cuerpo, incluso delante de uno; botan los pañales, a veces a las niñas las tienen desnudas. Tengo veintitrés años vendiendo lotería y ya no me dan ganas de vender aquí, aquí hacen sus necesidades, a los niños los tiran a los carros para que les den plata, pelean hasta por la plata. Un día de estos va a venir arrollando un carro a un carajito de esos. Los niños son los que piden limosna, niños de cuatro a cinco añitos, los grandes se acuestan a dormir. El señor gobernador tiene que hacer algo, porque un día de estos los vamos a ver poniendo unas latas y unos palos y ahí se instalan.