Nícmer Evans: Maduro quedaría eliminado en la primera vuelta, si el sistema electoral contemplara segunda vuelta

El politólogo y dirigente de Marea Socialista, Nícmer Evans, considera que el gobierno tiene la esperanza de ganar la Asamblea Nacional en términos de escaños y para ello tiene en depósito y va a repartir lavadoras, televisores y teléfonos.

 

“La otra tendencia dentro del mismo gobierno es azuzar al presidente Maduro a que permita la posibilidad de que con este globo de ensayo del estado de excepción (…) postergar las elecciones”, dijo, en esta primera parte de la entrevista.

Hay sectores, incluso dentro de la MUD, que hablan de encuestas que registran hasta un 40% de electores que no quiere votar por el gobierno pero dudan de votar por la MUD. ¿Qué piensa usted?

-En la encuesta de Venebarómetro del mes de mayo se ubicó este tipo de elector en 28%; luego en junio baja a 20%; pero pudiera ser equivalente a un 40%; porque cuando tú polarizas, tú barres los otros datos: el no sé o no responde, y eso te queda en 40 en términos absolutos. Porque cuando yo digo 28%, me estoy comparando con un 32% de la oposición y un 24% de Nicolás Maduro.

-Entonces, te podrás imaginar el impacto que pueda tener en cuanto a la proporción. Incluso, el hecho de que una pregunta, a nivel de que si hoy fuese la elección presidencial, la oposición sube a 34%; pero alguien independiente estaría en 29,5%, y Maduro estaría en 22%, te estoy hablando de que hoy una candidatura independiente que llegue a amalgamar realmente, el rechazo de la oposición y del gobierno, pudiera estar en un empate técnico.

Es decir, si nuestro sistema electoral contemplara segunda vuelta, Maduro quedaría eliminado en la primera vuelta, de acuerdo a esos números. ¿No?

-Eso pudiera ejemplarizarlo mucho mejor. El problema es que el sector independiente no es una expresión concreta en este momento, por lo menos en ningún estudio. No podemos decir que el sector independiente es de Marea Socialista, ni el MAS ni ningún otro de esos factores que están por fuera, y que tratan de sobrevivir a las embestidas de la polarización.

-Creo que lo que está expresando este número en términos relativos o absolutos es un profundo descontento con las cúpulas, con la dirigencia política actual. No hemos llegado al fenómeno de la antipolítica en Venezuela como lo vivimos previo a la elección del presidente Chávez en la década de los noventa; y que se tradujo en un multipartidismo sorprendente para la elección de Rafael Caldera.

-Es decir, nosotros vivimos un bipartidismo, pasamos a un multipartidismo, después a un proceso de antipolítica, para caer ahora en un bipartidismo, sólo que con coaliciones en uno y otro polo.

-Este descontento, si se expresara en la antipolítica, aquí quien ganara sería la abstención. Por el contrario, hoy la gente está encontrando alguna alternativa para poderse expresar. Sobre todo, los estudios dicen que va a haber mucha participación; porque la gente tiene una expectativa, falsamente, creada, de que después del 6 de diciembre todo se va a resolver en el país: el desabastecimiento, la carestía de la vida.

-Esa es una falsa expectativa que han estado generando las cúpulas del liderazgo de la polarización. Esa es una fantasía terrible, por su frustración; pero también hay un sector de la población muy consciente. Yo creo que la madurez política del venezolano ha ido evolucionando de manera importante en estos últimos años, y hay un sector de la oposición que es posible que no caiga en el juego de la polarización.

-Al ver que no tiene ninguna opción de poder escoger en su circuito por una cosa distinta a la polarización, existe la posibilidad del voto nulo o la abstención como voto castigo. Habrá que ver el comportamiento. Yo no puedo predecirlo. Yo solamente me remito a los estudios, que me dicen que va a haber una altísima votación.

-Habría que ver como se desarrolla la campaña; porque habiendo cercenado, por ejemplo, a Marea Socialista como una alternativa, y dejando apenas unos 36 candidatos a nivel nacional, sin embargo, creo que podría haber algún tipo de expresión todavía de descontento que impidiera el hecho de que la abstención fuera la expresión real del mismo, y que pudiésemos estar cayendo en el fenómeno de la antipolítica.

¿Cuáles son los escenarios que usted tendría planteados para estas elecciones?

-Lo primero que veo es que el gobierno la tiene muy difícil; aunque decirlo no es cosa de sabios. Ahora, yo me planteo dos escenarios: en uno es posible que la oposición gane con más de 10% en votos; que pone difícil la circunstancia en escaños por la definición de las circunscripciones. En consecuencia, la elección de diputados podría estar bastante cerrada.

-Veo difícil que la oposición gane con una brecha muy grande, aun cuando los números digan que va a ganar estrepitosamente por más de 30 puntos. No creo que sea así. No hay que subestimar al gobierno, ya que tiene la capacidad de cerrar la brecha. Tiene mecanismos clientelares importantes, para tratar de reversar.

-Y por eso es que todavía hay elecciones y hay una fecha para las elecciones. Porque el gobierno tiene la esperanza de poder cerrar esa brecha; de que, incluso, a nivel de escaños termine siendo favorecida, por esta vía de la reingeniería electoral.

Pero si gana el oficialismo, no sería por mucho. ¿O sí?

-Pareciera que no por mucho. La lógica dice que no por mucho, ganando en cuanto a escaños. Yo lo que creo es que ellos van a poder recortar la diferencia de votos para poder obtener mayores escaños. Esa va a ser la táctica central. De modo que en este escenario el gobierno pretende perder ganando, y la oposición pretende ganar, ganando.

-Aunque el escenario, que sería el menos viable sería el que la oposición gane con una gran cantidad de escaños, que también caería dentro de las posibilidades. Porque hay mucho rechazo en sectores que el gobierno de Maduro supone que va a apoyar al gobierno. Puede ser que esos circuitos sigan siendo chavistas. Pero no son maduristas.

¿Un ejemplo?

-El circuito 1 de Portuguesa, que ha sido permanentemente chavista. Hoy algunos estudios adelantan que la oposición pudiera estar ganando allí y en otros circuitos de esa región.

¿Pudiera estar planteado también el escenario de una suspensión de las elecciones?

-Sí, hace unos cinco meses ese escenario estaba, para mí, dentro de los primeros diez, hoy lo reduzco a cinco. No lo pondría de primero, porque hay un sector del gobierno que está apostando también a que haya elecciones, partiendo del hecho de que se pueda cerrar esa brecha electoral e imponerse en cuanto al número de escaños.

-La otra tendencia dentro del mismo gobierno es azuzar al presidente Maduro a que permita la posibilidad de que con este globo de ensayo del estado de excepción, y según los resultados que se den, esto pueda ser una excusa perfecta, enmarcada en elementos, que están por fuera del acuerdo con Shanon que no prevén un conflicto externo o la necesidad de un estado de excepción, y entonces ahí se puedan postergar las elecciones.

-Ese acuerdo con Shanon ha quedado en evidencia: uno es la liberación de los presos políticos, el gobierno ha venido cumpliendo con ello. El otro es que haya elecciones. El otro es que haya observación internacional; ahí se ha estado jugando, pero al final va a haberla; que sería lo más difícil.

-El juego está centrado fundamentalmente en el cumplimiento con esos acuerdos. Ahora, lo que no estaba en ese acuerdo era que llegáramos a las elecciones bajo condiciones excepcionales. Si hay unas condiciones excepcionales, por supuesto que hay razones para postergarlas. No para suspenderlas sino para posponerlas. Los tiempos constitucionales darían la posibilidad de postergarlas por tres meses.

Pasando al tema de la frontera, usted ha dicho que la medida de estado de excepción y cierre no es suficiente. ¿Podría explicar?

-Lo primero es la superación de la impunidad en la frontera. Yo creo que para poder solventar el problema fronterizo no se debía haber convocado a ese estado de excepción. Evidentemente, se trata de una medida legal, constitucional. Sin embargo, si no hay una voluntad del reconocimiento de las causas de los problemas, es muy difícil superarlos.

-El alcohólico nunca va a comenar a resolver su problema hasta tanto no lo admita. Si el gobierno venezolano no admite que parte de los problemas de la frontera se originan por sus políticas en la zona; en lo que tiene que ver la responsabilidad de castigar la impunidad donde hay una Guardia Nacional corrupta; junto a un sector de Ejército que también es corrupto; ante una serie de autoridades en la frontera que son complacientes con aquellos beneficiarios que se dedican al contrabando de extracción; por supuesto que nunca vamos a resolver el problema.

-Va a llegar, se va a imponer Maduro, va a utilizar la fuerza; pero inmediatamente los elementos de la corrupción reaparecerán; de modo que será un estado de excepción a mediado y largo plazo para la impunidad.

-Lo otro es la necesidad del diálogo con el gobierno colombiano. Porque el gobierno colombiano también es responsable y cómplice de lo que está pasando, y, en ese sentido, se debe convocar al reconocimiento de la responsabilidad del gobierno colombiano.

-Por otra parte está el problema económico en dos vertientes; primero, el cambiario y, segundo, la política de los subsidios. Entonces, si nosotros no producimos a nivel nacional sino que importamos, y esas importaciones son subsidiadas, siempre va a ser un elemento de tentación importante por parte de los colombianos para bachaquear esos productos, que no les cuesta nada.

-En cuanto al tema cambiario; que nosotros deberíamos tratarlo como un problema nacional y no de fronteras; hay que entender que el control de cambio no implica anclaje, ni tampoco cuatro tipos de cambio, sino la racionalidad de un control de cambio temporal para poder estabilizar la economía; partiendo del principio de que debe haber sólo un tipo de cambio; con un paralelo, que siempre existirá, pero controlable.

-De modo que para resolver el problema de la frontera, hay que partir del principio de que hay que abordarlo en una forma estructural.

Usted habló de la Guardia Nacional como un todo y de una parte del Ejército como responsables parcialmente delcontrabando de extracción en la frontera. ¿Por qué ese señalamiento tan particular?

-Yo hago ese señalamiento porque la Guardia Nacional controla aduanas; puestos fronterizas, alcabalas fijas y móviles a nivel nacional. Entonces, si hay un desfalco a la nación de 250 mil millones de dólares, resulta difícil dudar que la Guardia Nacional no esté metida en ese desfalco.

-El Ejército no controla tantos elementos como la Guardia Nacional; de modo que es más restringida la posibilidad de que el Ejército esté involucrado; sin embargo, tienen responsabilidad en la frontera.

Mañana, segunda parte…

ND