María León: «A los vende patria hay que quitarles la nacionalidad y los bienes»

María León dio un discurso en la Asamblea Nacional Constituyente y alborotó al país. reseña LaIguana.TV

La constituyente, exministra del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, una de las figuras más respetadas por el comandante Chávez (quien la llamaba “María Leona”), concedió una entrevista exclusiva a LaIguana.TV.

A continuación, una versión del diálogo que sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

-Ese discurso tan polémico fue chavista en más de un sentido. Pero especialmente lo fue porque tuvo un enfoque histórico. Usted comparó lo que estamos viviendo con la batalla de las Queseras del Medio, de la que se están cumpliendo 200 años. ¿Cómo es eso?

-Para mí es un honor que me inviten a hablar. A veces pensamos que por la edad desentonamos, pero no desperdiciamos la oportunidad porque nuestro deber es decir las cosas que el pueblo está sintiendo. El impacto de mis palabras fue parecido al que tuvo mi defensa de Chávez frente a Corina Machado… Por cierto, yo no la llamo María Corina porque no merece llamarse María. María es la de Nazareth. Esa vez, igualito, me atacó la derecha. No me ocupo de eso porque los detractores dicen horrores de todo el que lucha por la justicia. Digo lo que debo decir. Nuestro pueblo es tan grande, tan heroico. Creo que en Estados Unidos se preguntarán de qué pasta está hecho este pueblo porque nos han atacado de las maneras más viles. De todas las formas. Tenemos vidas perdidas, enfermedades, nos han quitado el agua, la luz, causándonos horribles molestias. Pero el pueblo está consciente, reacciona organizadamente y no cae en las provocaciones. Ellos nos hacen daño para llevarnos a la desesperación. Un pueblo así, tan grande, que les derrota todas las maniobras que han utilizado en otros casos, en otros países, es un pueblo que merece el reconocimiento, y también merece entender por qué es de esa manera. ¿Y cómo sabemos por qué somos así? Conociendo la historia, leyendo desde Guaicaipuro para acá, pasando por aquella pelea desigual del Negro Miguel, en Buría, y de Guiomar y de Apacuana, y después la Independencia, y así podemos ver la grandeza de esos seres. Entonces entendemos por qué somos así. Es algo que está en el ADN o, como dice mi hijo Víctor Hernández, no es solo el ADN sino que somos un fenómeno telúrico. Es esta tierra que nos hace así. Lo creo porque el hecho de que tengamos ese Macizo Guayanés es algo significativo: todas las demás rocas se taparon, pero es la misma desde la formación del planeta. Eso tiene que tener una energía que llega hasta cada una y cada uno de nosotros. La respuesta de por qué somos como somos está en la historia. Por eso quise recordar las Queseras del Medio. Hice una comparación en dos sentidos: primero, viendo cómo Páez fue guiando a sus tropas, les dice cómo van a avanzar y cómo a devolverse cuando él diga “vuelvan caras”. Planifica el enfrentamiento entre 150 hombres y 6 mil que tenía Morillo, aunque avanzó con 1.200. Allí se ve el mando único. Por eso lo comparé con nuestro presidente, Nicolás Maduro Moros, que nos dice que no perdamos la paciencia, que esperemos. Su frase “nervios de acero” es como aquel “vuelvan caras”. En segundo lugar, hago la comparación de la cantidad de soldados. Fue como David y Goliat, cuando David envió la piedra a la cabeza de aquel gigante y lo derribó. Bueno, eso es lo que estamos haciendo nosotros también: un pueblo pequeño, de 30 millones (entre los que no todos participan porque están manipulados por el imperio y sus medios), pero la parte que está en pie, que somos la mayoría, el pueblo, la Fuerza Armada, el Partido Socialista Unido, asombran al mundo por cómo este pueblo se opone al poder del imperio más cruel que ha conocido la historia. Cada semana le propinamos una derrota. Ellos dan una fecha y al siguiente día de la fecha de su “triunfo”, salimos nosotros y nosotras victoriosamente. Esto hay que destacarlo, hay que decirlo. Pero no basta ese elogio, sino que hay que condenar a los vendepatria. Lo que nos han hecho, de no ser por lo doloroso, sería una burla, una cómica, una ridiculez. ¿Cómo es eso que alguien se proclama presidente? ¿Por qué no lo hacen en EEUU o en cualquiera de los países fuertes? No… nos humillan a nosotros. Dicen que como somos unos salvajes, Trump puede ordenar que alguien se proclame. Y ese imbécil (Guaidó) no se da cuenta que se está humillando a sí mismo. Está queriendo decir que para él, el país no vale nada, ni tampoco su historia ni sus leyes ni el pueblo. Hace lo que le da la gana porque Trump lo dice. ¿Qué merece eso? Lo que yo propongo es quitarles la nacionalidad y confiscarles los bienes.

-De todo ese profundo discurso histórico, lo que sacaron a relucir algunos medios fue que alguna gente gritó “¡paredón, paredón! Se dijo que usted había planteado la pena de muerte. ¿Esa debería ser la pena para el delito de traición a la patria?

-Para mí lo que debe hacerse el quitarles la nacionalidad y confiscarles los bienes. Si uno pasa por las urbanizaciones, se encuentra con una gran cantidad de quintas vacías. Son de gente que las compró con los reales que se robó y ahora vive en el Norte o en Europa, disfrutando de lo que es nuestro… porque aquí si unos tienen más es, sencillamente, porque se lo han robado a los que tienen menos. Bueno, pues tanta gente que necesita vivienda y el Estado haciendo un gran esfuerzo… Planteo que si tu no respetas este país, si para ti no es nada Bolívar ni la historia de Venezuela, si para ti somos unos indios incivilizados, si no quieres esto, si solamente deseas tomar el poder para entregárselo a una potencia extranjera, no mereces llamarte venezolana o venezolano, porque esto se ha formado con sangre de nuestro pueblo. Entonces, cuando propongo que se les quite la nacionalidad. Pregunté qué merecen quienes traicionan la patria, y la gente respondió así. No era mi planteamiento. Aquí quienes han pedido la pena de muerte fue una parlamentaria copeyana hace muchos años, y aquel diputado el 4 de febrero que pidió la muerte para los insurrectos. Ningún revolucionario ni ninguna revolucionaria pide la pena de muerte. Lo que pido es que quienes no aman este país, se vayan y nos dejen construirlo en paz, con alegría, así como somos. Pido que esos bienes que se robaron sean confiscados por el Estado y se los entreguen al pueblo. Esa es mi propuesta y la mantengo.

-¿Eso podría hacerlo la ANC en el cambio que haga de la Constitución?

-Podría ser. Podría ser. Yo pediría a los juristas ayuda en ese campo. Hay que hacerlo porque el pueblo no se merece esto. Nos quieren matar de hambre. Yo veo a las mujeres trabajando en los CLAP, en el consejo comunal, en el parto humanizado, en todo, en trabajo voluntario… ¡y viene este señor a pretender acabar con eso! No lo acepto ni acepto a quienes lo apoyan. Le pido a los poderes públicos que se actúe con dignidad frente a la humillación. ¿Por qué EEUU no pretende declararle un presidente autoproclamado a un país que es enemigo de ellos pero que es fuerte? A nosotros sí, porque somos el patio trasero, los salvajes, los negros, los indios, los que ellos creen que no valemos nada. Nos ridiculizan en el mundo. Yo pido que eso tenga un castigo. Así como pasará a la historia como algo ridículo, que pase también a la historia la manera como defendimos la dignidad, como hicimos que pagaran caro el atrevimiento de querer humillar al glorioso pueblo de Venezuela.

-¿Qué le parece la forma como ha manejado este asunto el presidente Maduro? Usted los comparaba con el mando central de Páez en las Queseras, pero alguna gente piensa que el gobierno ha sido blando, que ha consentido la impunidad y ha favorecido que se repitan los episodios de insurrección. ¿Usted qué opina?

-Yo siento admiración y agradecimiento por el presidente Nicolás Maduro, y a su lado, por todo el equipo de gobierno, por el vicepresidente del partido, Diosdado Cabello, por todo ese equipo, por Delcy, por Jorge. Sé que las medidas que toma el presidente se ajustan a la información que él tiene. No es el mismo nivel de información del que dispone una persona común y corriente, como yo, que no sé lo que está pasando en otros contextos, que no tengo mecanismos de información e inteligencia para saberlo. El presidente sí los tiene, y está entrenado por seis años, por Chávez, en la política internacional, y tiene asesoría interna y externa. Si él dice “esperen”, hay que esperar. Fíjate lo de Páez: él les dijo a sus tropas que cuando les dijera que retrocedieran, lo hicieran y cuando les dijera que avanzaran, también. Él tenía estudiada la maniobra. El vínculo que tenemos con China es importante. Hace unos días, con el petroyuan estremecieron al mundo. Y también tenemos un nexo con Rusia, que está sacando a EEUU de Siria y salvando al pueblo sirio de ese imperio cruel. Igual estamos cercanos a Irán… Todas esas relaciones indican que estamos en un juego político inteligente, que si damos un paso en falso favoreceríamos la estrategia de ellos. Si tenemos en cuenta que es un imperio en picada, que todos los días pierde algo. Me meto en Internet y veo que ya hay más de diez ciudades fantasmas en EEUU. Es un imperio en decadencia, ya no puede hacer lo mismo que hace algunos años. No podemos facilitarle la acción. Si nos manda una provocación, allí está nuestra dirección cívico-militar. Hago énfasis en ello porque Chávez nos dejó como base de la Revolución la unidad cívico-militar. Allí encontramos el estudio de dónde avanzar, de dónde retroceder, de dónde darle su vuelvan caras o su Santa Inés… El equipo de gobierno tiene esa mirada que la mayoría de nosotros no podemos tener. Como revolucionara sé que esa dirección está mirando todos los espacios. Yo sé el sacrificio que estamos haciendo. En estos días fui a un hospital y la gente se me acercó a decirme todo lo que están pasando. Es algo muy duro, pero debemos tener esa fuerza, ese temple, ser como esos 150 guerreros. Llama la atención que entre ellos estaba Juan José Rondón, aquel que en medio de una batalla que se consideraba ya perdida, dijo la famosa frase “Rondón no ha peleado”. Eso siempre lo recuerda el camarada Diosdado. Bueno, Rondón está ahí, y Negro Primero está ahí, y las mujeres estamos allí. Cuando nos toque, vamos. Si es a la calle, vamos a la calle; si es a la montaña, será a la montaña; si es a los ríos, a los ríos; a la frontera, a la frontera. Mandó único y unidad, lucha, batalla y victoria.

-Usted señaló en su discurso una de esas paradojas terribles de nuestra historia: diez años después de las Queseras del Medio, Páez fue un factor fundamental para la destrucción del proyecto bolivariano de la Gran Colombia. ¿Qué reflexión nos puede traer eso hacia lo interno del movimiento revolucionario?

-Páez fue un traidor. Yo allí mostré este folleto titulado Formación, mediatización y degradación de la soberanía de Venezuela, 1830-1998, de Fermín Toro Jiménez. Me gustaría que se reproduzca por millones porque nos explica cuándo empezó realmente la soberanía. Eso se consagra cuando el Libertador crea Colombia, que era entonces Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada, incluyendo Panamá. Un enorme territorio que tenía cinco millones de habitantes y un ejército probado y victorioso de 26 mil hombres. Era el mayor ejército del momento en el mundo. Hablábamos de tú a tú con el imperio británico y con Francia. No era como ahora, que nos ven con desdén y creen que nos pueden mandar un Guidó cualquiera. ¡No! Había un respeto y un reconocimiento a Colombia. Cómo no hacerlo si teníamos territorio, riqueza, ejército y leyes porque hubo constituciones hasta la de Bolivia. La creación política de Bolívar fue tal que la Unión Europea lo hizo, pero doscientos años después. Por eso fue que Chávez mandó a investigar la muerte de Bolívar porque fue después de que mataron a Sucre y de que murió Bolívar cuando Gran Bretaña, Francia, EEUU y Alemania trabajaron para convencer a Páez, a (Juan José) Flores y a (Francisco de Paula) Santander de dividir aquella nación potente que había nacido de un ejército libertador. Deshicieron el ejército, persiguieron a los soldados bolivarianos, no les permitían entrar a Venezuela. Eso que sucedió en ese momento recorrió nuestra vida republicana los 200 años siguientes. En algunos momentos, gente como los Monagas intentaron recobrar el discurso unitario de Bolívar y restituir a Colombia. Las constituciones lo van dejando a un lado hasta que por fin la desaparecen. Eso lo lograron las potencias porque nos idiotizaron. Nos hemos creído eso de que ellos son el mundo civilizado y nosotros somos el tercer mundo. La verdad es que comen gracias a nosotros, que formaron sus imperios con nuestras riquezas. España se levantó de la ruina con nuestro oro y han vivido 500 años de nosotros, y encima se dan el lujo de llamarnos el tercer mundo. Ellos han hecho ese trabajo de zapa, aprovechándose de los estúpidos que no leen, que no se educan, que no tiene alma, que no sabe quién fue Apacuana y cómo peleó por este territorio. A esa gente no le duelen los ríos ni los lagos ni las montañas. No les duele el país, y las potencias han trabajado con esa masa de vendepatrias. Lo lograron sin problemas hasta el día que le llegó Chávez porque entonces cristalizaron todos los intentos fallidos anteriores: de los Monagas, de Castro… Chávez puso la historia en el día a día, logró que el pueblo se reconozca no como un montón de gente, sino un grupo de personas que tiene unas raíces, una historia, un presente y un futuro. Eso somos gracias a Chávez, nos rescató la historia, la puso al orden del día, nos creó un Estado, una nueva organización y nos dejó los cinco grandes objetivos históricos para este siglo y los que vienen. Somos un pueblo, no podemos permitir que las mismas fuerzas que dividieron a Colombia, que hicieron traidores a Páez, a Flores y a Santander, hagan traidores a los dirigentes de hoy. La única manera de impedirlo es que el pueblo, como un todo, se apropie de sus raíces, de su historia, y sepa hacia dónde va, que nuestro principal objetivo histórico es la independencia. Hoy estamos peleando la independencia contra ese imperio vil y en decadencia. Cada hogar venezolano es una trinchera. Cada madre se levanta y les pide a sus hijos resistir porque nosotros somos herederos de las glorias de Bolívar y de Chávez.

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