Este es el perfil psicológico del criminal más buscado del Zulia: «El monstruo de Santa Rosa»

El perfil psicológico de “El Monstruo de Santa Rosa” dibuja a un hombre violento, manipulador, pendenciero, falto de empatía y con un encanto superficial que encaja con la figura de una persona sociópata.
Este trastorno de personalidad antisocial es aplicado por expertos en el área de psiquiatría para explicar cómo Manuel Alejandro Espinoza Roa, de 27 años, llegó a cometer uno de los crímenes más atroces que mantiene impactada a la colectividad zuliana y del occidente venezolano.
El hombre, quien arrastraba una sórdida vida, le puso punto y final a la tormentosa relación sentimental que durante un año sostuvo con su pareja Greilys Ortega, de 25 años, a quien violó y asesinó junto a los tres de los cuatro hijos de ella: Manuel José (6), Yusbelys Margarita (7), y Miguel Efraín (9), quien tenía una discapacidad en una pierna.
Solo la hija menor de Greilys, a la que Espinoza presentó y crió como si fuera de su sangre, sobrevivió a la tragedia.
Según expertos consultados por PANORAMA, a las personas que padecen esta alteración como “El Monstruo” la falta de conciencia moral no les permite discriminar entre el  bien y el mal.
“Este tipo de personas tienen un radar para captar las carencias de sus víctimas y jugar con sus emociones. Saben muy bien lo que es bueno y lo que es malo, pero no les importa causar tanto daño. Hacen sufrir a todo su entorno”, explicó   María Elena Sánchez, coordinadora del postgrado de psiquiatría en la Universidad del Zulia.
Sánchez agrega que personas como Espinoza no tienen capacidad de sentir culpa ni remordimiento, mucho menos tienen capacidad para cambiar.
“Desprecian el derecho a los demás, ese patrón lo van repitiendo en la vida en la medida que no hay castigo y, si existiese alguna sanción, igual no aprenden, porque no tienen capacidad de remordimiento que le da la sensación de culpa”, sostuvo Sánchez.
Otros expertos en el área coinciden en que los desquiciados actos cometidos por el  “Monstruo” responden a una patología que responde a una secuela que quedó de su infancia.
Explican que, en la mayoría de los casos, se da por carencias afectivas e infancias traumáticas.
“Por lo general, estas personas en su infancia fueron maltratadas, torturadas y hasta violadas”, opinó la psicóloga Evelin Morales.
En relación con la niña de 7 meses, sobreviviente del  múltiple  homicidio, Morales asegura que Espinoza no le hizo daño porque “quizá sentía un vínculo afectivo con ella”.
“Hay un patrón que se da en muchos sociópatas. Como tienen un problema de vinculación  con la figura materna, a muchos se les controla a través de esta figura, bien sea por medio de una hija o una hermana.  Pudiera suceder que  por esa niña— a quien él le dio el apellido, la vio nacer, y la ha visto crecer— sintió una identidad y cierta pertenencia. Él no le va a hacer daño a lo que es de él”, puntualizó.
La incapacidad de conservar un trabajo estable o permanecer en un lugar por mucho tiempo, propios de un sociópata, se reflejan en la personalidad de Espinoza, quien  nació el 06 de noviembre de 1987 en San Rafael de Carvajal, en el estado Trujillo.
Espinoza llegó al Zulia desde tierras trujillanas hace aproximadamente cinco años. Dos meses atrás tenía planificado mudarse con Greilys y sus hijos  a Carvajal, donde vive su familia para comenzar “una nueva vida”.
En los lugares donde Espinoza ha vivido, sienten terror. Su nombre, desata la ira tras el  espeluznante crimen que inundó de lágrimas de  impotencia y dolor el callejón Ayacucho, del sector Santa Rosa, de Maracaibo, la mañana del pasado lunes 7 de septiembre, cuando familiares  de Greilys realizaron el dantesco hallazgo.
En el sector 18 de Octubre, al norte de Maracaibo, donde el hombre también le dio una vida de sufrimientos a su anterior pareja, también exigen justicia por el dramático caso.
Para el abogado y criminólogo Luis Izquiel, “ya había un precedente de violencia contra la mujer y las instituciones encargadas de actuar en ese tipo de casos e interrumpir ese hecho de violencia no lo hicieron. Producto de la impunidad en este tipo de personas, en este país se siguen cometiendo este tipo de delitos”, refirió.
Aunque las razones por las que “El Monstruo de Santa Rosa” violó y asesinó a su pareja y a sus tres hijastros solo se encuentran en la macabra mente del criminal, las interrogante sigue retumbando en los pensamientos de la familia de Greilys y de quienes con el alma desgarrada claman justicia y su pronta captura.

 

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(Panorama)