En peligro fincas ganaderas de Machiques

Maracaibo, Venezuela, 23/02/2016. En la foto: Directivos de Gadema y Fedelago (Foto: Dabelis Delgado)

Militarizan hacienda por robo de reses. Fegalago asegura no poder seguir produciendo alimentos por los riesgos. Las invasiones en Perijá derriban las perspectivas de recuperación de la ganadería

Yasmín Ojeda/ La Verdad

Tres fincas invadidas. Tres predios que se unen a la lista de fundos productores de leche y carne afectados tienen en común: estar en adyacencias de la zona demarcación indígena. Fegalago advirtió que grupos de “delincuentes” de distintos matices azotan Perijá. “No podemos seguir produciendo alimentos por los riesgos de inseguridad”, aseguró Armando Chacín, presidente.

En las últimas 24 horas, en el sector El Llano, se interrumpió el ordeño de mil 800 litros de leche y desaparecieron 50 animales de la hacienda la Esperanza, precisó Gadema. Meses antes del robo de reses se afectó el ordeño de 400 litros de leche del Cendero y 800 litros diarios de Manantial, recalcó Chacín. En noviembre informaron la pérdida dos mil 700 cabezas en tres meses, lo que tiende a empeorarse en las unidades productoras de Machiques de Perijá.

Quieren tierras

Jorge Núñez, presidente de la Asociación de Ganaderos de Machiques de Perijá, informó que en horas de la tarde del lunes caciques de Aroy y Sirapta bajaron de los centros pilotos a la finca de José Rovino Vera Morales manifestando inconformidad por la distribución de tierras que realizó el Estado venezolano en 2010.

Luego de obstaculizar los accesos a la Esperanza, secuestrar al personal y a su dueño, en la noche comenzó “un grupo de yucpas a desvalijar potreros”. Cargaron con techos, equipos y enseres para la ganadería de leche y carne. En la huida momentánea, tres horas antes de la llegada de militares, se llevaron vacas, novillas, novillos, becerros y mataron vacas paridas. “Haciendo un daño a la producción”, lamentó Núñez.

José Rovino Vera Morales precisó a La Verdad, tras presentar una denuncia ante el comando del Ejército y tener una noche de incertidumbre por el destino de la propiedad privada que data del siglo XIX, que el origen de la ocupación irregular se centró en la demanda de caciques de Aroy por la distribución de tierras decretada por la Comisión de Demarcación Nacional.

En el proceso de demarcación del territorio indígena yucpa, la finca de más de tres mil 200 hectáreas perdió 969 hectáreas, 600 pasaron a Sirapta y un poco más de 300 al centro piloto de Aroy, quedando ambas poblaciones vecinas de La Esperanza. Destacó que el malestar de indígenas de Aroy se agudizó el sábado. Derivó en enfrentamientos por el “conflicto interno” con Sirapta.

Vera Morales explicó que el domingo aumentó la tensión, por lo que iniciando la semana 10, caciques de Aroy y familias enteras se adentraron en el predio exigiendo más tierras. “Se trasladaron al patio, realizaron una reunión y me llamaron” relató. Luego de conversaciones un cacique dijo que llegó a “’hacer posesión de todas las tierras’. Pegaron candados a los portones, dijeron que nadie podía salir. Quieren más hectáreas”.

Ayer, la situación irregular continuó frente a las narices de los militares, hasta que la mediación del gobernador Francisco Arias Cárdenas garantizó normalizar el proceso de mediación y salida de los indígenas de las tierras fuera de la delimitación oficial. Jorge Núñez informó, minutos ante de movilizarse a la finca, donde los ganaderos se concentraron en apoyo al productor, que el mandatario agilizó directrices de seguridad en la zona.

Arribó “un batallón de 120 militares para custodiar. A esta hora no sé qué tantas reses se robaron. En el último inventario habían dos mil 648 cabezas. El personal las concentró en un solo lugar para iniciar el conteo, pero los yucpas regresaron por más”, aseguró Vera Morales. Temió el desvanecimiento de las vacas por “el manejo que no se les está dando. Ellas tienen que alimentarse y tomar agua”.

Invadidas

Armando Chacín, presidente de Fegalago, señaló que las fincas Cenderos  y Manantial, las primeras robadas e invadidas, tienen registros en el Inti por la ocupación de “invasores de oficio, que saquearon y quemaron pastos”. Carlos Méndez, propietario de Cendero, denunció el robo de 130 animales. Y Jesús María Gutiérrez, dueño de Manantial, manifestó la afectación de la producción de leche.