Empleados venezolanos pasan a ganar el sueldo más bajo de Latinoamérica

El incremento de 30 por ciento del mínimo lo ubica en nueve mil 648,16 bolívares mensuales. El cestatique también aumentó a seis mil 750 bolívares. Hoy se oficializa el aumento del 30 por ciento del salario mínimo anunciado por Nicolás Maduro.

En nueve mil 648,16 bolívares se ubica desde ahora la remuneración básica de cerca del 75 por ciento de los empleados formales. Este es el décimo aumento salarial proclamado durante el mandato de Maduro. Para los analistas, las políticas adoptadas por el Gobierno más que beneficiadoras para la masa laboral, son la demostración de los altos índices de inflación a los que se enfrenta el venezolano.

Edinson Morales, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del Zulia, rechaza que el Gobierno afirme que el sueldo mínimo venezolano es el mayor de toda la región latinoamericana. Y es que el dilema de los cuatro tipos de cambio resurge cada vez que se toman este de decisiones; si se calcula a precio preferencial -una tasa disponible para importadores de y medicinas- la remuneración se ubicaría en mil 531 dólares. Pero, cuando se calcula en base a la tasa Simadi, con los ingresos mensuales de un trabajador solo se pueden comprar 48,2 dólares.

Peor es el caso de la cotización paralela, que se ubica en 816,65 bolívares por dólar. En ese cálculo, la remuneración mensual equivaldría a 11,8 dólares. Esta representa la única opción de muchos ciudadanos ante la falta de respuesta de los órganos gubernamentales encargados de proveer divisas.

Aún sin tomar en cuenta el dólar negro, dentro de los países de América Latina, el salario básico de Venezuela solo sobrepasa el de Cuba, ubicado en 28,6 dólares. La entidad que ofrece una mayor remuneración es Panamá con 565,1 dólares mensuales.

Froilán Barrios, miembro del Frente Autónomo en Defensa del Salario, critica que en el caso de países como Uruguay, Colombia, Brasil y Perú el sueldo mínimo solo lo gana entre el 10 y 15 por ciento de los trabajadores formales. Esto en contraste con Venezuela, cuya cifra escala hasta 75 por ciento con este nuevo incremento.

Venezuela representa uno de esos casos particulares en los que las reacciones se alejan de la media. “Siempre un aumento salarial va a generar una expectativa entre los trabajadores. Lo que pasa es que la realidad del mercado determina cuánto de esta cantidad nominal tiene ese poder adquisitivo y resulta que en Venezuela eso se ha convertido en lo contrario porque las condiciones del mercado disuelven el efecto que pueda tener el aumento”, señala el sindicalista.

Francisco Martínez, presidente de Fedecámaras, persiste en la consideración de que la acción del Ejecutivo fue “impuesta”, puesto que no se estableció una discusión entre empleadores, trabajadores y Gobierno antes de tomar la decisión. Añade que las grandes industrias no presentarán mayores problemas puesto que ya la nómina establece ingresos superiores al mínimo para sus empleados. El problema vendría en la estructura de costos de las pequeñas y medianas empresas en el corto y mediano plazo. “Por supuesto que las empresas se están preparando independientemente de sus impactos, que dependiendo de sus tamaños serán más positivos o negativos, pero se están preparando para cumplir con la norma”.

Morales indica que el financiamiento del déficit fiscal por parte del Banco Central de Venezuela es el mayor causante del problema inflacionario del país. A pesar de que el primer mandatario sostuvo en su alocución que la inflación para este año alcanzó 80 por ciento, fuentes extraoficiales llegaron a un consenso ubicando el aumento de precios en 200 por ciento para finales de 2015.

En este orden, el académico explica los pasos a seguir para frenar el círculo: Se debería ejecutar “una política antiinflacionaria efectiva antes que seguir subiendo los salarios porque eso es un engaño a los trabajadores y una ilusión monetaria que el Gobierno le está entregando a la gente”.

La política se centraría en devolverle la autonomía del Banco Central de Venezuela para frenar el financiamiento del déficit fiscal y un cronograma de su disminución para que en un período comprendido entre uno y cinco años, la cifra estimada por el economista en 20 por ciento para este año, descienda a ocho por ciento. Además de la unificación de los controles de cambio y potencial eliminación.

El ajuste del gasto público a los ingresos de la nación que son menores debido a la caída del precio del petróleo también es vital: “Los gastos que no son necesarios deberán ser sacados del presupuesto. Se debe financiar el gasto en salud, educación, seguridad social e infraestructura. Hay que reprogramar ese presupuesto que nos presentaron porque no hay manera en la que el Gobierno pueda financiarlo para el 2016 y entonces ese déficit fiscal será más amplio”.

A pesar de que para este año no se pronostiquen más incrementos salariales, el presidente de Fedecámaras considera que esta es la única política ejercida por el Ejecutivo para hacerle frente a los elevados niveles de inflación: “Esta es la demostración más importante de que hay un tema inflacionario importante en el país y que la única manera que está tratando de buscar, recuperar el salario real de los venezolanos, es vía aumento salario mínimo pero las soluciones obedecen a otro tipo de políticas fiscales que son las verdaderamente importantes para poder frenar la inflación”.

Fuente: La Verdad