Consumo de medicinas por persona se redujo de 22 a 1,5 unidades en 4 años

La escasez y los altos precios de los fármacos se han convertido en un calvario para los pacientes.  “Si no fuese por mis hijos, hubiésemos perecido”, expresó un profesor jubilado, publica El Nacional 

El consumo de medicinas por persona se desplomó en 4 años: pasó de 22 unidades en 2014 –cuando el mercado farmacéutico vendió 714 millones de unidades–, a 1,5 unidades este año debido a la caída de la producción por la falta de materia prima. Lo que significa que el consumo per cápita cayó 93%.

“No alcanza ni a 2 unidades. Calculamos que para este año la producción de medicamentos no llegará ni a 200 millones de unidades. En 2017 cerramos con 284 millones producidas”, dijo Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica.

El titular de Cifar y la Federación Farmacéutica Venezolana coinciden en que la escasez de medicinas es de 85%. “En 2014 la paleta de productos era mayor, ahora hasta hay fallas en los antigripales”, señaló López.

Entre las causas del desabastecimiento está la caída de la producción. El presidente de Cifar afirmó que las industrias trabajan entre 30% y 40% de su capacidad instalada. “Las fábricas no tienen insumos y cada vez son más costosos porque se están comprando a dólar no oficial. Antes, aquí se conseguía aluminio, plástico y azúcar, pero muchos de esos productos han desaparecido y se tienen que importar”.

En el país hay laboratorios que pueden fabricar hasta 70 millones de unidades, pero ahora solo han logrado producir entre 20 millones y 25 millones al año. “Antes un laboratorio elaboraba 100 productos, actualmente se tiene que concentrar en 5 o 6 porque evidentemente no hay para fabricar todo el menú”.

Ulises León, delegado de prevención de un laboratorio, informó que entre mayo y lo que va de junio en la planta solo fabricaron seis productos: un analgésico antipirético, dos duchas vaginales, un fármaco para el reflujo gastroesofágico, un antihipertensivo y un anticonvulsivo.

“Donde yo trabajo no se produce ni la sombra de lo que se producía antes”, expresó. Recordó que en 2012 el laboratorio sacaba más de 60 productos al mes. “Por semana lanzábamos alrededor de 15”.

Añadió que algunos de los laboratorios operan a 15% de su capacidad instalada. López ha insistido en que la industria farmacéutica, como el resto del sector salud, necesita un sistema exclusivo y continuo de asignación de divisas para importar los insumos que necesitan para la fabricación de medicamentos. 98% de los suministros que se requieren se compran fuera.

Precios en millones. La escasez de algunas medicinas no es lo único que afecta a los pacientes, también sus elevadísimos precios. En una farmacia en Los Dos Caminos el jueves pasado no tenían insulina, medicamentos para la tiroides, anticoagulante ni el antibiótico levofloxacina. El amoxicilina de 500 mg costaba 4,93 millones de bolívares. Para la hipertensión había Valsartán de 160 mg en 5,06 millones de bolívares y con diurético (12,5 mg) en 9,78 millones de bolívares.

La regente declaró que los antihipertensivos son unos de los medicamentos más pedidos y, al mismo tiempo, unos de los que más han presentado fallas en el suministro. “En realidad todas las patologías están complicadas. Nos llegan pocas unidades y la gente tiene que venir constantemente para ver si hay”.

Después de año y medio buscando la medicina para el tratamiento de la hipertensión de su esposa, José Ramón Ayala tuvo la suerte de encontrar Blokiuret de 50 mg (con diurético) en una farmacia en Altamira. Dos cajas le costaron 2,76 millones de bolívares. De pronto, Ayala guardó silencio. Su rostro se tornó rojo y comenzó a llorar. Recordó  que sus más de 30 años de trabajo como profesor de Derecho apenas le garantizan un salario de 5 millones de bolívares. Con ese dinero solo puede comprar un kilo de carne, que hasta la semana pasada el de mechada estaba en 4,65 millones de bolívares. “Si no fuese por mis hijos, que viven en el exterior, hubiésemos perecido”, expresó el docente jubilado.

La hija de una mujer que hacía una cola en una farmacia en La Vega nació con un pulmón deformado, por lo que fue operada. Recientemente se le infectó y por eso la madre ha buscado el antibiótico amoxicilina. “Lo he conseguido pero muy caro. Lo que gano no me alcanza para comprar medicinas, si acaso para medio cartón de huevos”, dijo frustrada, mientras esperaba que la atendieran.

En la farmacia no había medicinas para el párkinson, enterogermina para niños ni para adultos; insulina, anticoagulante, oncológicos, anticonvulsivos ni para tratar el glaucoma.

Un trabajador aseguró que la mayoría de las medicinas que expenden son importadas, disponen de pocos productos nacionales. El blíster de 10 pastillas de levotiroxina de 100 mg la venden en  4,95 millones de bolívares y el de 50 mg en 4,02 millones de bolívares.

Catalina Reyes padece de hipotiroidismo desde que le extirparon la glándula tiroides por cáncer. Debe tomar una dosis de 150 mg de levotiroxina diariamente, pero ha sido cuesta arriba encontrarla. “En algunas farmacias me dicen que no les llega desde marzo del año pasado. Y cuando lo consigo tiene un precio inasequible”.

Reyes también sufre de hipertensión, por lo que debe administrarse 80 mg de Valsartán una vez al día. Una caja con 14 comprimidos costaba 1,5 millones de bolívares hace 15 días. Además, tiene que tomar metformina, para la resistencia a la insulina. Hace 2 semanas la caja con 30 cápsulas le costó 5 millones de bolívares. Calcula que al mes tendría que desembolsar más de 10 millones de bolívares en medicinas, más de lo que percibe por su trabajo. “Lo que gano prácticamente lo gasto en comida”, expresó.

Cifra

9,78 millones de bolívares cuesta el Valsartán de 160 mg con diurético (12,5 mg)


“El trabajador no tiene esperanza de un mejor futuro, prefiere irse”

Aunque es difícil precisar cuántos trabajadores de la industria farmacéutica han migrado, Maryolga Girán, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de Conindustria, afirmó que el éxodo de profesionales es alto. “La gente se está yendo porque, más allá de los beneficios, no hay dinero que se le pueda ofrecer a un trabajador que lo considere suficiente. El trabajador no tiene esperanza de un mejor futuro, prefiere irse”.

La industria farmacéutica tenía un contrato excelente con buenos beneficios, pero en la actual coyuntura le es muy difícil satisfacer las demandas de los trabajadores. “Cada día están más empobrecidos con el poder adquisitivo”. Por ende, hasta los obreros del sector se han ido, añadió.

Ulises León, delegado de prevención de un laboratorio, apuntó que eran más de 400 trabajadores hace 2 años. “Ahora no llegamos a 200”.

La contratación colectiva, discutida y aprobada en 2 días en diciembre, quedó desfasada en enero. “Se aprobaron todas las cláusulas, entre ellos la de útiles escolares en 1,5 millones de bolívares. ¿Qué compras ahora con eso? Si acaso una caja de lápices”, refirió.

Señaló que ha habido ausentismo laboral por la falta de efectivo para pagar el transporte. “Los que vienen de Guarenas-Guatire o de los Valles del Tuy gastan 100.000 bolívares diarios”.

Las industrias, además, han tenido que reducir el menú del comedor a lo básico. Eliminaron la sopa como entrada y los postres. “Aun así el plato de comida cuesta más de 2 millones de bolívares”, aseguró Girán.