Marianella Salazar: Referéndum contra la GNB

Estamos a milímetros de convertirnos abiertamente en un régimen dictatorial, que de manera oficial se consumará en pocos días al instalarse la fraudulenta asamblea nacional constituyente.

En las últimas semanas, el régimen de Nicolás Maduro, a través de sus cuerpos represivos ha dejado todas sus costuras a la vista al perpetrar los peores crímenes de lesa humanidad. El horrendo crimen del adolescente Fabián Urbina, de apenas 17 años de edad, durante la convocatoria opositora del lunes, a manos de la sangrienta Guardia Nacional Bolivariana, llena otra vez de luto a la nación.

Es posible que este horrendo asesinato haya sido planificado por una mente malévola en las más altas jerarquías del poder, de esas que piensan que cualquier sangre derramada es justificable para mantener el proyecto de destrucción nacional.

Las muertes durante las jornadas de protestas que comenzaron el 1° de abril pretenden atemorizar al pueblo, que se ha declarado en desobediencia civil y está decidido a no abandonar las calles hasta lograr un cambio de gobierno, mientras que gran parte de la sociedad es presa del terror desplegado por la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana, los escuadrones paramilitares conocidos como “colectivos” y los funcionarios armados hasta los dientes que se encargan con extrema crueldad de los allanamientos.

La cabeza vergonzosa de esos especímenes cabalga sobre los generales Vladimir Padrino López, Néstor Reverol y Benavides Torres, convertidos en peones de uno de los más serviles espectáculos jamás conocidos por los venezolanos.

A su manera, el régimen, para sobrevivirse a sí mismo, está centralizando el terror y la impunidad. Una represalia masiva como la ejecutada en los edificios multifamiliares Los Verdes, en El Paraíso, donde habitan más de 5.000 personas, a las que pretenden exponer como conspiradoras y subversivas, pone al descubierto un poder supremamente inmoral, lanzado al ruedo de la represión desaforada y que es capaz de todo tipo de vejámenes a la dignidad humana, de cometer las peores vilezas –incluso contra los animales–, de arrasar y destrozar los bienes y la propiedad de indefensos ciudadanos, que para defenderse solo cuentan con la certidumbre de su sufrimiento.

Un reclamo social.

Una vez que salgamos del narco-gobierno presidido por Nicolás Maduro habrá que analizar muy bien el destino que tendrá ese contaminado componente de la Guardia Nacional Bolivariana, integrado en gran parte por narcotraficantes, secuestradores, criminales y delincuentes de la peor ralea. El gobierno necesita a sus fanáticos e incondicionales, símbolos vivos de la violencia.

Después de la extinción política del “madurismo” hay que plantear entonces la misión que debe cumplir la GNB y cómo la va a cumplir; también de toda la Fuerza Armada Nacional, para adecuarla a los nuevos tiempos en los cuales no será concebible una conducta tan aberrante como la que viene arrastrando, para que tenga verdadera legitimidad de desempeño.

Una vez que la sociedad civil pueda redefinir la verdadera función que debe asumir la FANB, a través –incluso– de un referéndum consultivo, se irá desalojando todo ese odio estimulado por el resentimiento chavista en las líneas de pensamiento de muchos uniformados. La reestructuración a fondo del componente militar es una batalla trascendente que los civiles tenemos que comenzar porque es hoy un reclamo social.