Venezolana contó la pesadilla de su viaje a México: “Me trataron como criminal”

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“Nunca en mi vida me habían tratado como me trató Migración en México. Como si fuese una criminal. Nunca voy a olvidar cómo me miraban y se reían de mí en mi cara”. Así describe la venezolana Oriana Vargas su llegada al país azteca luego de haber tomado la decisión de emigrar en busca de un mejor futuro. Lo que nunca imaginó fue que su viaje de esperanzas se convertiría en pesadilla. 

Su ruta empezó por Colombia, donde no tuvo inconvenientes para cruzar la frontera. Al contrario, recibió ayuda de la Cruz Roja con agua, vacunas, hospedaje y hasta medicinas y lo mejor es que no tuvo que pagar ni un centavo. En tierras colombianas pasó dos días y una noche. El 17 de marzo debía embarcarse con destino a México, pero perdió el vuelo porque fue retenida por las autoridades migratorias colombianas para hacerle preguntas con respecto a su viaje.

Las consecuencias de esto: pagar multa, perder el dinero en efectivo casi en su totalidad y esperar el próximo vuelo, el 18 de marzo. Le tocó pasar la noche en el aeropuerto y logró finalmente salir a México y pasar el proceso migratorio aunque con retraso. Indicó que su motivo de viaje eran vacaciones.

Se sentía afortunada porque la travesía ya se acabaría, pero al llegar a suelo mexicano fue pasada a un cuarto con ocho personas, cuatro hombres y cuatro mujeres, todos venezolanos, una de ellas con un niño de cinco años. Les negaron la entrada al país, sin darles razones de la decisión. De allí fueron pasados a dos habitaciones, la de mujeres con un bombillo amarillo pequeño y la de hombres con total oscuridad, según contó la joven.

“Nos quitan todo, hasta las trenzas de los zapatos. Jamás me dejaron llamar. Jamás pude decirle a alguien qué pasaba (ni yo misma lo sabía). Pedía llamar a mi mamá. Nada. Los vigilantes se reían de todas porque llorábamos, pedí que le avisaran a mi amiga que me negaban la entrada, pero me respondían: ´Si se preocupa por ti pasará la tarde preguntando hasta que le digan; si no, no es tan amiga tuya como dices”, escribió en su Twitter.

De allí los devolvieron a Colombia, contando así su tercera noche en el aeropuerto. Lloró todo el proceso, perdieron su equipaje que apareció este martes y ninguna persona de seguridad de la aerolínea le respondió. Solo le dijeron que “era normal, que los venezolanos muy difícilmente entraban al país”.

Cuando llegaron a Colombia preguntaron en migración qué había sucedido con el vuelo, y les indicaron que México no especificó la razón, y que el único elemento en común era la nacionalidad venezolana. “Gracias a Dios estoy rodeada de gente maravillosa que me ha apoyado mucho y no me han dejado caer. Estoy en Bogotá en casa de una amiga. Estoy bien pero sin saber qué va a pasar conmigo…Con un sentimiento de que hice algo malo”. Así concluyó su dramática historia esta joven venezolana, reseñó EFE

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