“Te amo mucho y no me olvides”: La últimas palabras de venezolano que se suicidó en Colombia

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“Te amo mucho y no me olvides. Aunque esté en otra vida, yo te amaré”, esas fueron las últimas palabras, en medio de caricias, que el venezolano Silvio Guzmán López Balza, de 18 años, le dijo a su novia antes de tomar la apresurada decisión de acabar con su vida en Colombia.

López Balza nació en Maracaibo, y hace seis meses había llegado a Cúcuta, Colombia, a trabajar como reciclador. Alquiló una habitación en el barrio 28 de Febrero e inició una nueva vida al conocer a quien sería su último amor terrenal, una ocañera, de 30 años, madre de dos hijos.

La mujer, que trabaja en un restaurante, contó que desde hacía ocho días el joven venía presentando una fuerte depresión y no encontraba consuelo en sus palabras de aliento. Muchas veces hablada de la cercanía con la muerte o de pactos de amor en otra vida.

Tampoco creía en los consejos de su padre y dos de sus siete hermanos, quienes también llegaron al barrio, en busca de mejores oportunidades que en su país natal. Al padre y a los hermanos los evadía cada vez que buscaban animarlo.

“Le pregunté si debía plata y dijo que no. En Colombia estaba muy a gusto. Él no tenía vicios, ni nada. No sabemos por qué la depresión”, señaló la pareja, quien ya convivía con Silvio. La noche del pasado sábado, día del Amor y la Amistad, la mujer organizó una fiesta para celebrar los 15 años de una sobrina en casa de sus familiares, en el mismo barrio.

Ella estaba encargada de la comida y la atención a los invitados. Hacia las 7:30 de la noche, la mujer llegó del trabajo para ponerse al frente de la reunión, mientras que Silvio la esperaba para ayudarla en la cocina y a servir.

“Al verme, me abrazó y me dijo que estaba muy aburrido. Entonces, le pregunté si había peleado con su papá o su mamá (quien reside en Venezuela) o con alguien y como siempre me contestó que no (…) En medio de la fiesta, varias veces me repitió que no lo dejara solo”, recordó.

La noche y la celebración transcurrieron normalmente y aunque algunos invitados notaron extraño a Silvio, no se imaginaron lo que pasaba por su mente. Después de terminar la reunión, hacia las 2:00 de la madrugada, “nos fuimos a hablar con dos de sus hermanos. Preparamos un cóctel con gaseosa y aguardiente, pero él no quiso tomar. Después nos despedimos y entramos para nuestro cuarto”, agregó.

En la cama y listos para dormir, Silvio acarició a su compañera en la cabeza y varias veces le repitió que la amaba. Cuando ella se durmió, él aprovechó para salir de la habitación y se subió en la platabanda de la casa. Luego, se suspendió de una cuerda.

A las 5:30 de la mañana, el dueño de la casa fue el primero en darse cuenta de lo ocurrido y enseguida fue a llevarle la noticia a la mujer sobre el fatal desenlace. Para su sorpresa, ella pensaba que Silvio aún estaba acostado a su lado. El domingo, la pareja tenía planeado irse a bañar a un río. “También queríamos montar un negocio o ir a trabajar a una finca. No sé qué le pasó”, finalizó la mujer en medio del desconsuelo, reseñó La Opinión.