Petróleo ensangrentado bajo el terrorismo de Boko Haram en Nigeria

Oscar R. Toledo /Especial Prensa Latina

La Habana (PL) La escalada terrorista contra Nigeria por el grupo islámico Boko Haram iniciada en 2009, se relaciona con el descubrimiento de petróleo en la cuenca del lago Chad que comparten cuatro Estados africanos, afirman analistas.
De acuerdo con estimados que divulgó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), las reservas de petróleo de esos yacimientos ascienden a dos mil 320 millones de barriles a las cuales se suman 14 billones de metros cúbicos de gas natural.
El investigador nigeriano John-Thomas Didymus lanzó acusaciones contra Chad, Camerún y Níger, que comparten con su país el acceso a ese mar interior, por el supuesto beneficio económico que en su criterio obtuvieron a partir del conflicto, lo cual impidió a Nigeria explotar el crudo existente en la región.
En 2009 la Corporación Nacional Petrolera nigeriana (NNPC) comunicó la retirada forzosa de los geólogos y técnicos que trabajaban en la prospección, ante una ofensiva fundamentalista que se concentró en los nororientales estados de Adamawa, Yobe y Borno, donde se localizaron los hidrocarburos.
Didymus afirmó, en su informe sobre «Crisis de Boko Haram y geopolítica petrolera regional», que tanto Camerún como Níger y Chad sacan provecho de la situación, pero es este último país el que más explota esos yacimientos con el propósito de triplicar la producción y llegar en 2016 a los 300 mil barriles diarios.
Según el analista Peregrino Brimah, el incremento de las acciones terroristas por parte de la agrupación islamista facilitó al gobierno chadiano el acceso desde su territorio al petróleo de la cuenca del lago para sustraer ese recurso en detrimento de Nigeria.
Los inversionistas en el sector petrolero que abandonaron territorio nigeriano, se trasladaron a los países vecinos para la prospección en lago Chad y como consecuencia los dos mil millones de barriles de reserva fluyen a través del oleoducto  Chad-Camerún, y dejan a un lado a los nigerianos, indicó el experto.
Ese petróleo, según la fuente, es enviado por los chadianos principalmente hacia refinerías ubicadas en territorio francés, en particular las del puerto de la ciudad de El Havre.
En su informe Didymus señala que tras el complejo entramado de la crisis generada por Boko Haram, se identifican objetivos geopolíticos de potencias occidentales, en particular Francia y Estados Unidos, interesadas en aumentar el control sobre los recursos de la región para frenar el ascendente acceso de China a los mismos.
Entre 2011 y 2013 el gobierno nigeriano asignó unos 240 millones de dólares para tratar de reactivar sus trabajos en la zona nororiental del país, según datos divulgados por Jerry Gana, ministro de Información.
En 2013 el entonces vicepresidente Namadi Sambo se refirió a la importancia estratégica de explotar esos recursos en interés de mejorar la situación económica de esa convulsa región, y anunció que la exploración petrolera se reiniciaría a fines de ese año o en el primer trimestre de 2014.

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Sin embargo, a partir de ese momento Boko Haram intensificó de forma significativa su ofensiva y para fines de ese último año logró controlar más de 30 mil kilómetros cuadrados en Borno, Adamawa y Yobe, una extensión similar a la de Bélgica.
Ese año se reportaron más de 500 ataques, el número de víctimas fatales se elevó a 10 mil 500 y entre los numerosos secuestros se destacó el de 276 niñas de una escuela en la aldea de Chibok ocurrido en abril de las que, transcurridos más de año y medio, 219 se encuentran aún en poder de la secta.
La amenaza regional que representaban esas acciones del grupo extremista fueron tema central de la XXIV Cumbre de la Unión Africana (UA), que reunió el 30 y 31 de enero pasados a jefes de Estado de los 54 países miembros, los cuales  acordaron actuar de manera conjunta y decidida.
El Consejo para la Paz y la Seguridad de la UA aprobó la creación de un contingente de ocho mil 700 hombres integrado por fuerzas de Nigeria, Chad, Níger y Camerún para combatir contra la organización integrista, que desde 2009 ocasionó más de 20 mil muertes así como dos millones y medio de desplazados.
A partir de ese momento se incrementó la agresividad del grupo integrista que en marzo de 2015 proclamó su adhesión al Estado Islámico (EI) y a partir de entonces se autodenomina  Provincia del EI en África Occidental (Iswap).
También intensificó sus incursiones en territorio camerunés y se iniciaron sus ataques contra objetivos chadianos y nigerinos. En los últimos seis meses ascendieron a más de dos mil 500 las muertes causadas por sus atentados suicidas y otras acciones contra los países de la zona.
Poco después de asumir su cargo el 29 de mayo,  el  presidente nigeriano, Muhammadu Buhari viajó a Níger, Chad y Camerún  para consolidar la Fuerza de Tarea Conjunta Multinacional (Mnjtf), la cual ya desplazó al grupo de la mayor parte del territorio que ocupaba y lo obligó a replegarse hacia el denso bosque de Sambisa.
A mediados de agosto, Buhari ordenó a las fuerzas armadas y de seguridad de su país estrechar la cooperación para derrotar a Boko Haram en 100 días y aseguró que su administración daría máxima atención al fortalecimiento militar y la entrega de  los recursos necesarios para lograr ese objetivo.
El canciller chadiano, Mousa Faki Mahamat, reafirmó recientemente en una reunión con el presidente nigeriano la disposición de su país a elevar la cooperación para combatir al grupo extremista y en tal sentido anunció que su gobierno  aumentará el número de efectivos en la fuerza multinacional La decisión y esfuerzo común para derrotar a Boko Haram antes de que finalice este año muestra que la sangre derramada por los terroristas en los países de la región pesa más que el petróleo en disputa de la cuenca del lago Chad.