Los problemas persiguen a Trump donde quiera que vaya

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Tildado de delincuente por su exabogado en Washington y defraudado por su nuevo amigo Kim Jong Un en la cumbre de Vietnam, Donald Trump parecía este jueves una figura solitaria antes de regresar a casa tras las conversaciones sobre la «desnuclearización» de Corea del Norte.

La fogosidad habitual del presidente estadounidense faltó a la cita en una conferencia de prensa, que marcó el final de dos días de negociaciones infructuosas para que Kim se deshaga de su arsenal nuclear, destacó AFP.

Trump gastó pocas de sus habituales bromas y se mantuvo centrado en el tema de la cumbre, muy alejado de la excitada actuación que protagonizó tras su primera cumbre con Kim en Singapur el año pasado.

En esta ocasión ni siquiera parecía enojado, sólo cansado. Probablemente, esto fue en parte consecuencia de que se mantuvo despierto para ver a su exabogado personal, Michael Cohen, atestiguar en su contra en Washington, tratándolo de estafador, entre otros.

Trump lamentó la agenda del Congreso. «Podrían haberlo hecho un par de días más tarde o la semana próxima. Inclusive así habría sido mejor, pues habrían contado con más tiempo», dijo con cierta amargura.

En principio, la cumbre con Kim en Hanói parecía diseñada para brindarle a Trump la ocasión de escapar del marasmo en el que se encuentra en Washington.

De regreso a casa, encontrará su proyecto preferido, el de construir un muro en la frontera con México, envuelto en una controversia, al tiempo que las críticas y acusaciones en su contra se multiplican.

Pero, en este contexto, en el otro lado del mundo una ocasión de hacer historia le guiñaba un ojo.

Trump promocionó esta cumbre creyendo, probablemente, que a pura fuerza de personalidad podría tener éxito en un terreno en el que décadas de esfuerzos diplomáticos han fracasado, transformando a Corea del Norte, un Estado aislado pero con armas nucleares, en un nuevo «tigre asiático» y amigo de Estados Unidos.

Incluso llegó a deslizar que su nombre estaba siendo señalado para el premio Nobel de la Paz. Sin embargo, al mediodía de este jueves en Hanói, quedaba claro que la audaz estrategia de Trump había fracasado, al menos por ahora.

Él y Kim ni siquiera lograron ponerse de acuerdo para emitir una declaración conjunta, y la cumbre terminó dos horas antes de lo previsto. «A veces tienes que caminar», señaló un Trump desinflado.

Con amigos así…

Tras llegar con la esperanza de lograr que Kim aceptara los recortes de su arsenal nuclear, Trump dijo que, en cambio, se encontró con solicitudes para él imposibles de conceder por parte del líder norcoreano, entre ellas que Washington abandone las sanciones económicas contra Pyongyang.

Sin embargo, Trump insistió en que él y Kim continúan siendo amigos. «Se sintió la calidez recíproca y espero que ésta se mantenga», señaló. «Es un buen chico», añadió.

Está claro que Trump quiere ser querido. Para un presidente que insiste tanto en su afirmación de ser un negociador estrella, esta magia personal podría incluso ser el ingrediente vital.

«Créanlo o no, tengo muy buena relación con casi todos los líderes», señaló Trump en la conferencia de prensa, matizando este alarde con una frase defensiva: «a mucha gente le resulta difícil de entender».

Perdiendo el foco

Pero, algo que nunca rescatará es su vieja y gran relación con Cohen, quien se desempeñó como su abogado y «solucionador de entuertos» durante una década.

Cohen, a punto de ir a prisión por tres años tras haber sido declarado culpable de mentir bajo juramento, prestó nuevamente juramento el miércoles en una audiencia absolutamente teatral ante el Congreso.

Transmitida a todo el mundo por cable e internet, Cohen utilizó la gran ocasión para descargarse contra su exjefe, al que llamó «mafioso», «estafador», «tramposo» y «racista», entre otros.

Cuando comenzaron el miércoles en Hanói las negociaciones entre Kim y Trump, muchos se preguntaban cómo reaccionaría. ¿Ignoraría la conmoción desatada en Washington para mantenerse concentrado en las conversaciones de alto nivel de la madrugada de este jueves? ¿O volvería a su hotel para informarse de todo? No hubo mayores dudas al respecto.

«Intenté ver todo lo que pude», reconoció Trump, para luego hacer una crítica detallada, en la que consideró que Cohen había mentido sobre él al «95%, en lugar de al 100%».

Con esto, terminó su poco feliz viaje a Vietnam. En tanto se avizoraba un aún menos feliz regreso a casa. «Estoy a punto de abordar un avión y regresar a un lugar maravilloso llamado Washington DC», dijo Trump en la conferencia de prensa final. Parecía más cansado que nunca…

AFP