Lo que viven y padecen los venezolanos a la espera del asilo en Colombia

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Los dramáticos momentos que viven los venezolanos a la espera del asilo en Colombia. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) encargado de asuntos de los refugiados, manifestó recientemente que más de 145 mil venezolanos han solicitado asilo político en todo el mundo, alegando que su vida y seguridad física es amenazada por el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro.

Sin embargo, en algunos casos, el asilo es tan restrictivo que representa un castigo en sí. Venezolanos en Colombia son testigos en primera persona de este drama, según el diario peruano La República.

Para ganarse la vida y comer junto a su madre, Mery Muñoz, de 20 años, canta en los autobuses públicos de Bogotá a cambio de las monedas que le den. Muñoz relató al medio de comunicación que llegó a Colombia después de sufrir el calvario en Venezuela. Con solamente 16 años, vivió sola en una casa que era saqueada regularmente por la policía y grupos armados respaldados por el gobierno, conocidos como colectivos.

Además que su madre había sido arrestada bajo cargos que ostensiblemente tenían razones políticas al igual que pasó con su hermano.

Sin embargo, después de batallar durante más de un año, Muñoz finalmente pudo conseguir la liberación de su progenitora y huyeron a Colombia en septiembre y solicitaron asilo político. Pero lo que encontraron en las calles de Bogotá es una nueva clase de tormento. La aprobación de su solicitud de asilo puede demorar dos años y durante ese tiempo no pueden trabajar legalmente.

De manera que Muñoz sube todos los días a los atestados autobuses de la capital colombiana con una bocina portátil y se pone a cantar, entre esas, algunas canciones se basan en los poemas que su madre escribió en prisión.

“Cuando no hay derecho de trabajar no hay derecho de vivir”, dijo Muñoz, quien a veces gana solamente $3 al día. “No hay derecho de comer, de vestir, de nada”.

Similar situación vive Estefanía Valbuena, de 23 años, reseña El Nuevo Herald. No ha hablado mucho de su experiencia en Venezuela, por temor a que pueda afectar su petición de asilo. Pero dice que ahora comenta más del asunto porque “el silencio la está destruyendo”.

Durante las protestas nacionales del 2017, Valbuena, actriz y productora de audiovisuales, fotografió el caos. Cuenta que un día vio a un niño acercarse a un grupo de jóvenes que preparaban cocteles Molotov.

Valbuena dijo que trató de convencer al niño de que regresara a su casa, pero el menor le explicó que su abuela había fallecido por falta de medicinas, su madre se había marchado del país y estaba viviendo con familiares que no tenían nada que comer. Valbuena le tomó una instantánea —se le ve con su uniforme escolar inspeccionando una hilera de cocteles Molotov— y contó en Instagram lo que el niño le había dicho.

Cuando ese mensaje se viralizó, gente que alegó ser familia del niño se presentaron en televisión y acusaron a Valbuena de “secuestrar” al niño y obligarlo a fabricar artefactos explosivos, presumiblemente como parte de una estratagema propagandística. Por tal motivo huyó, y aunque ahora ha decidido hablar, la decisión le preocupa: “No sé qué es más arriesgado, hablar lo que me pasa o mantener la protección [política] y no decir nada. No sé cuál de las dos cosas me duele más”.

Que los venezolanos enfrenten rechazo en Colombia es una ironía histórica. Durante el conflicto civil de medio siglo en el país neogranadino, se piensa que más de tres millones de personas huyeron a Venezuela, donde muchos recibieron la residencia y permisos de trabajo, señala El Nuevo Herald.

Pero sobre la base de las estadísticas de asilo político, parece que Colombia se muestra reacia a devolver el favor. Aunque Colombia ha recibido muchos más venezolanos que cualquier otro país en el continente americano, solamente ha recibido 1,057 peticiones de asilo, según la ONU. Eso la coloca en el lugar 12, detrás de países como Chile, Ecuador, Perú y Brasil. Por su parte, Estados Unidos ha recibido casi 59,000 solicitudes de asilo político de venezolanos en los últimos cuatro años.