Grecia sin euros tendría el mismo escenario catastrófico de Venezuela

¿Cómo un gobierno sin liquidez puede pagar sueldos y pensiones, o pagar a sus proveedores? Emitiendo pagarés IOU, un equivalente de moneda temporal, a la que Grecia podría tener que recurrir si la situación con los acreedores no se desbloquea.

El acrónimo en inglés IOU significa “I owe you” (Te debo).

“Una divisa en la que no se confía provoca una inflación galopante”, asegura Schmieding, para quien el pensionista se hallaría con una pensión de 500 IOU que sólo vale “100 o 150 euros” en el mercado negro.

Este escenario catastrófico está inspirado en el caso de Venezuela, donde la moneda nacional, el bolívar, no deja de hundirse en un mercado negro donde el dólar es el rey.

Se trata de una promesa escrita de pago y de un reconocimiento de deuda emitida por un deudor que por un motivo u otro no tiene dinero en efectivo.

El Estado griego podría recurrir a esta medida si el Banco Central Europeo (BCE) deja de proveer euros al país y una vez que las arcas de los bancos hayan quedado vacías.

Según muchos economistas, el gobierno podría imprimir estos títulos, una especie de bonos del Tesoro pero sin intereses, a modo de salario, pensión o para pagar a los proveedores.

Esta medida sería provisional, a la espera de poder acceder de nuevo al euro o fabricar una nueva moneda, un proceso muy técnico, largo y difícil logísticamente.

El ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que este lunes dimitió del cargo, había dicho que las planchas no tenían la “capacidad” de imprimir dracmas, la moneda griega antes del euro.

En formato papel o como certificados electrónicos, los pagarés podrían ser emitidos en paralelo a los euros todavía en circulación y en paridad con la moneda única.

En un escenario imaginado por el economista Holger Schmieding, de Berenberg Bank, un crítico acérrimo del gobierno griego dirigido por la izquierda radical Syriza, el Estado paga a un jubilado que cobra una pensión de 500 euros al mes, un pagaré de 500 IOU.

Después, las cosas se complican. Por ejemplo, si el jubilado decide utilizar ese “dinero” para hacer la compra. El comerciante puede rechazar el hecho de que el pagaré tenga el mismo valor en euros y pedir por ejemplo 50 IOU por una compra que cuesta en total 30 euros.

“Una divisa en la que no se confía provoca una inflación galopante”, asegura Schmieding, para quien el pensionista se hallaría con una pensión de 500 IOU que sólo vale “100 o 150 euros” en el mercado negro.

Este escenario catastrófico está inspirado en el caso de Venezuela, donde la moneda nacional, el bolívar, no deja de hundirse en un mercado negro donde el dólar es el rey.

Los IOU, además, no pueden ser asimilados a una verdadera divisa, pilotada por un banco central independiente y que sirva de unidad de cuenta.

Para algunos expertos, no obstante, pueden ser útiles y servir como moneda paralela transitoria, permitiendo a Grecia permanecer en una zona gris, “donde no se sabe si está dentro o fuera del euro”, escribió un editorialista del Financial Times, Wolfgang Münchau.

Estos IOU, garantizados por ejemplo por los ingresos fiscales futuros, servirían para contar con un poco de liquidez en los intercambios diarios.

En un texto colgado en internet que ahora parece casi premonitorio, Varoufakis, también economista, imaginó en febrero de 2014, casi un año antes de llegar al gobierno, una especie de “moneda paralela” para los Estados de la Eurozona.

Explicó que los mecanismos que permitirían crear esa divisa sería una “fuente de liquidez independiente del mercado”, administrada por “los usuarios”, sin implicar a los bancos y existiendo “al margen de todas las restricciones impuestas por Bruselas”.

AFP