El testimonio de la madre de un presunto paramilitar

La mujer va todos los días al Puente Internacional Simón Bolívar con la imagen impresa en papel donde se ve al joven. También lleva retratos y pancartas, y toda su familia y sus vecinos la acompañan.

 

A Jhonatan Correa lo presentaron con las manos amarradas y una capucha negra puesta sobre su cabeza.

La imagen de su hijo capturado por las autoridades de Venezuela, con las manos amarradas a la espalda y una capucha negra puesta sobre su cabeza no ha dejado dormir a Myriam Mejía desde hace una semana. La primera vez que la vio fue el domingo 23 de agosto en las noticias del mediodía.

Ese día Villa del Rosario, el municipio fronterizo de Norte de Santander donde vive, era sacudido desde temprano por la llegada de cientos de colombianos deportados desde el país vecino, tras la declaratoria del ‘estado de excepción’ hecha por el presidente Nicolás Maduro para buena parte del estado Táchira, dos días antes.

Miryam sabía que su hijo mayor, Jhonatan Alexis Correa Mejía, estaba del otro lado de visita. Ya había recibido llamadas de unos parientes que le contaban que la Guardia Nacional los había sacado de sus casas y los enviarían a Colombia, pero no estaban junto a él.

En Villa del Rosario la madre permanecía nerviosa, pero también creía que en cualquier momento el joven, de 20 años, terminaría cruzando el Puente Internacional Simón Bolívar, con el resto de deportados y hasta ahí le llegaría su mal día.

Sus esperanzas, sin embargo, acabaron cuando escuchó que varios nacionales fueron señalados de ‘paramilitares’ y en un noticiero que mostraba a la fila de capturados lo vio a él. “Yo lo conocí porque esa era la ropita que mi hijo tenía, esa era la pantaloneta y la camiseta blanca que él tenía puesta”, dice Mejía.

Desde entonces la mujer va todos los días al Puente Internacional Simón Bolívar con la imagen impresa en papel donde se ve al joven, con la cabeza agachada y cubierta, de primero en una fila como si fuera a recibir una orden de un oficial venezolano. También lleva retratos y pancartas y toda su familia y sus vecinos la acompañan. «Libérenlo, es inocente», dice en las pancartas.

Ahí, en el puente, la madre se le acerca las autoridades y a los reporteros que encuentre para contarles que su hijo no ha hecho nada. Que necesita ayuda. Que a Jhonatan lo señalan de ‘paramilitar’ pero en realidad trabaja en Cúcuta junto a su padrastro, Ricardo García, en labores de construcción.

También dice que él no vivía en Venezuela. Que la casa de su familia está en Villa del Rosario, pero desde hace unos tres meses tenía una novia, Camila, al otro lado del río Táchira, en un asentamiento de colombianos al que llamaban ‘la invasión’.

Cuando el presidente Maduro ordenó cerrar la frontera el miércoles 19 de agosto por un atentado que sufrieron tres miembros de la Guardia Nacional en la ciudad de San Antonio, el joven no renunció a una cita que tenía pendiente con Camila y cruzó en su moto hacia el país vecino por una trocha.

En ninguno de estos ocho días la mujer ha logrado conciliar una noche de sueño completo. Otro de sus hijos, Jawar Ricardo, le insiste todos los días en que coma, porque apenas la ha visto tomar café.

En el cuarto que comparte con Jhonatan el joven colgó un letrero grande sobre su cama que dice: “Hermanito, tu familia te espera con ansias”, y todos los días, sin falta, va al puente con su mamá a cargar las pancartas para pedir ayuda por su hermano. Luego, por la noche, se reúnen en la casa de una tía para orar por el retorno de Jhonatan.

El sábado, en una visita del presidente Juan Manuel Santos a Villa del Rosario, Mejía y su familia estuvieron el día entero esperándolo en el puente, cerca a las oficinas migratorias del gobierno en la frontera, a donde sabían que llegaría el mandatario al final de su visita.

El alcalde de Cúcuta Donamaris García, tras conocer su historia, sirvió de mediador para que fuese escuchada por el Jefe de Estado, al que le contó de nuevo la historia que lleva contando desde hace ocho días.

“Ojalá él pueda ayudarme a traerlo de regreso”, comentó Mejía, llorando, en el puente donde sigue esperando a su hijo de vuelta.

Cancillería gestiona atención a detenidos

Sobre los detenidos en Venezuela, la canciller María Ángela Holguín dijo en rueda de prensa en la noche de este domingo, que el Gobierno ha enviado la instrucción a los consulados de Colombia en el país vecino, para que inicien los trámites ante las autoridades locales y les permitan conocer el estado de los colombianos que fueron capturados.

También señaló que han venido llamando a las personas en los albergues, que tengan conocimiento sobre personas detenidas, a que lo informen al Gobierno.

Esto, dijo, «para que a través de nuestros cónsules le exijamos al gobierno de Venezuela que permita hacer la atención consular, que está como uno de los rectores de las relaciones internacionales en la Convención de Viena y que tiene que ser una atención inmediata».

Hasta anoche, según cifras de Migración Colombia, la cifra de colombianos que las autoridades venezolanas enviaron al país por Norte de Santander se mantenía en 1.097 personas: 877 adultos deportados y 220 niños repatriados.

Las autoridades migratorias también estiman que hay otros 7.162 colombianos que regresaron al país por su cuenta en los últimos días por esta frontera.

ALBERTO MARIO SUÁREZ D.
CÚCUTA

El Tiempo