Cruza en bicicleta la cordillera de los Andes con su hijo de 15 años con autismo

padre con hijo autista recorren la cordillera de los andes

Juan Zemborain y su hijo Santiago acaban de completar el gran reto que se habían propuesto: cruzar en la misma bicicleta la cordillera de los Andes, el mayor sistema montañoso de Sudamérica, que era la promesa que este padre había hecho a su hijo hacía casi una década.

Santiago acaba de cumplir 16 años y tiene trastorno generalizado del desarrollo (TGD), un síndrome del espectro autista que le diagnosticaron cuando apenas era un bebé. De modo que, lo que hacen, «es un buen ejemplo para mostrar que a pesar de las adversidades se puede ser feliz», dice este padre.

En cuanto el niño comenzó a pedalear, su padre se dio cuenta de que podía ser la manera de ayudarle a superarse y de establecer un vínculo especial entre ambos. Al cumplir los siete años, le realizó la promesa: cuando cumpliera 15 atravesarían juntos los Andes.

«Compartir bicicleteadas es una excelente manera de integrar a las personas –sostiene Zemborain–. En tándem pueden ir personas con distintos tipos de discapacidad».

El 11 de marzo llegaron a Playa Mehuín, a orillas del Pacífico chileno, dos días antes de que Santiago cumpliera 16 años, y desde allí comenzaron el reto que les llevó hasta San Martín de los Andes: más de 50 kilómetros a través del sistema montañoso.

Por el camino filmaron un documental, que ahora se encuentra en fase de edición, con el que pretenden concienciar a la sociedad sobre el autismo. En su blog ‘Empujando Límites’ cuentan su aventura y lo que les ha llevado a realizarla.

Una carrera de obstáculos desde los 10 meses
A partir de los 10 meses, cuando aún era un bebé, Santiago fue diagnosticado de hipotonía, retraso madurativo e hipotiroidismo. Tenía TGD y desde entonces comenzó «un maratón de terapias y de estudios», cuenta su padre. Precisamente, fue su hipotonía la que dio origen a la compra del primer triciclo, que después se convirtió en un karting, más adelante en bicicleta con ruedines y finalmente sin ellos. «Como no lograba que se largue solo empecé a correr a su lado», relata Zemborain sobre el comienzo de su afición por el tándem.

Hasta lanzarse a la realización del sueño común, este chico había andado ya más de 4.000 kilómetros en la misma bicicleta que su padre en tan solo 16 meses: un duro entrenamiento para poder afrontar su desafío con éxito.

Antes de este lance, ya habían recorrido la costa de Buenos Aires desde Mar del Sur a Pinamar y habían pedaleado por la Quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes. Y tras el cruce de los Andes tienen muchas más aventuras en mente.

«Queremos poder correr carreras como el Fondo de Buenos Aires, que son 100 kilómetros e ir sumando desafíos. Queremos hacer el camino francés a Santiago de Compostela en tándem, recorrer las ciclovías de Europa y quizá más adelante recorrer el mundo», dice Zemborain en nombre de los dos.

«Hemos comprobado que compartiendo nuestras aventuras inspiramos a otras personas a soñar con una vida mejor», es el resumen de este padre que todavía tiene por delante muchas pedaleadas compartiendo vehículo con su hijo.