Conoce a los mandatarios latinoamericanos menos “queridos” ¿Adivina quién es el primero?

Haciendo un viaje imaginario de norte a sur vemos cómo desde México hasta la Patagonia los presidentes gobiernan con altos índices de rechazo, producto de la violencia, la corrupción y las expectativas insatisfechas.

Nicolás Maduro no está exento de señalamientos y baja favorabilidad. Su popularidad es la más baja de todo el periodo chavista por el desabastecimiento, inflación galopante, los altos índices de corrupción y la creciente inseguridad que vive el país de Bolívar. Para las elecciones locales de diciembre se vaticina una derrota histórica.

Su vecino Colombia, con Juan Manuel Santos al mando y pese a los logros y avances en el proceso de paz con las Farc, también enfrenta serios cuestionamientos de la oposición y su popularidad no alcanza el 40 por ciento producto de una desaceleración económica y las probables prerrogativas y “perdonazos” a los guerrilleros en el posconflicto.

Enrique Peña Nieto, en México, está en sus horas bajas pese a sus avances y reformas en temas como energía y telecomunicaciones. El escándalo de la desaparición de 43 estudiantes en la localidad de Iguala, y el contubernio entre el exalcalde y los carteles, más la poca diligencia del gobierno en la investigación del caso, le terminó pasando factura y hasta aparecieron voces que le exigían la renuncia. Su esposa, Angélica Rivera, tampoco lo ha ayudado mucho, pues hace poco la prensa denuncio la compra de una fastuosa mansión.

Más hacía el sur, el presidente de Guatemala, Otto Pérez, debió renunciar por un gran escándalo de fraude y corrupción en aduanas y fronteras. El pueblo guatemalteco dio un ejemplo cívico al salir a las calles al denunciar y expresar su cansancio ante la corrupción endémica de este país centro americano. Por su parte en Panamá, el expresidente Ricardo Martinelli, enfrenta serios cuestionamientos por sobrecostos durante su gobierno. Actualmente reside en Miami.

En Ecuador, Rafael Correa, ha enfrentado marchas multitudinarias en las principales ciudades producto de sus deseos de eternizarse en el poder, el excesivo celo y desconfianza con los medios de comunicación y su talante autoritario. Recientemente vio frustrado su intento de gravar las hipotecas y las herencias hecho que aumento el descontento general.

Ollanta Humala, en Perú, tampoco supera el 20 por ciento de aprobación pese al crecimiento económico de su país pero su frágil carácter, más el excesivo protagonismo de su esposa, Nadine Heredia, ha contribuido a su frágil apoyo pese a que su gobierno, en términos de justicia, no podría considerarse malo.

El titán sudamericano, Brasil, tampoco escapa a esta crisis de los líderes y su aceptación. Dilma Rousseff presenta niveles de popularidad que hacen dudar de su estancia en el poder. Los casos de corrupción que han involucrado a su partido como a sus más cercanos ministros la tienen en la cuerda floja y cada día son más los brasileros que piden su renuncia.

Y si había una campeona de popularidad esa era Michelle Bachelet, presidenta de Chile, que abandonó el gobierno austral en 2010 con una popularidad del 80 por ciento. Qué lejanos se ven esos días, pues ahora la líder socialista tiene un índice de aprobación que ni siquiera alcanza al 30 por ciento. Reformas demasiado audaces en temas sensibles como los valóricos y tributarios, más los líos por tráfico de influencias que involucran directamente a su familia, la han llevado a ser fuertemente cuestionada por sus cualidades de liderazgo y honestidad que eran sus puntos fuertes.

Palabras más, palabras menos, después de hacer un recorrido por nuestro continente es bastante inquietante cómo la democracia que costo en algunos casos, tanto conseguir, está siendo seriamente cuestionada por problemas de gestión de los gobernantes. Los pueblos salen a la calle a manifestar su inconformismo y el sistema pierde legitimidad a falta de resultados que mejore las condiciones de vida.

Lo que no se debe olvidar es que las democracias siempre serán mejor opción que una dictadura por muy buenos que sean sus resultados.

YY