Cámaras capturan la vulnerabilidad de una mujer Brasileña (+Video)

violencia contra la mujer

El relato se sigue por los ángulos de varias las cámaras de seguridad de un edificio residencial en Paraná, al sur de Brasil. Está el ángulo que enfoca la calle desde el portal: muestra un coche blanco parado y cómo un hombre impide salir de él a la mujer que va en el asiento del copiloto. No se ve muy bien pero usa cada vez movimientos más bruscos.

Corte al garaje: el hombre sale del coche aparcado y agarra a la mujer por el cuello; ella se esconde de él tras una columna y corre despavorida en cuanto este la encuentra. Corte al ascensor: el hombre mete a la mujer a la fuerza y le propina golpes y patadas mientras ella intenta huir.

 

Corte al mismo ascensor más tarde: el hombre sostiene el cadáver ensangrentado de la mujer, que acaba de recoger de la acera, donde ha caído desde su balcón en el quinto piso. Tras dejarla en casa, vuelve al ascensor y limpia la sangre.

Este vídeo, que corresponde a la noche del 22 de julio y que el domingo pasado emitió el programa de actualidad de más audiencia en Brasil, Fantástico, se ha convertido, para muchos, en una ilustración perfecta de lo desprotegidas que están las mujeres en el primer país latinoamericano. A pesar de varios avances en los últimos años, apenas mecanismos para garantizar la seguridad de las mujeres en sus propias casas. Tampoco hay propuestas para ello entre quienes aspiran a presentarse a las próximas elecciones generales de octubre. Así, Brasil, país donde existe la expresión popular «no metas la cuchara» para que nadie se meta en las peleas de un matrimonio, tiene la quinta tasa feminicidios más alta del mundo. Y la cifra de estas muertes ha vuelto a alcanzar un nuevo récord según datos publicados esta semana por la ONG Fórum Brasileño de Seguridad Público: si en 2016 fueron 812, en 2017 el número subió a 1.133 (de un total de 4.539 mujeres asesinadas el año pasado).

“Las leyes e instrumentos legales que tenemos están muy bien pero no sirven porque no el Estado no ofrece protección antes de que ocurra feminicidio”, alerta Ilona Szabo, politóloga. “Los comportamientos previos, las agresiones, primero verbales y luego físicas, las visitas a los centros de salud, todo eso debería sistematizarse y tenerse en cuenta. No basta con solo seguir las denuncias”.

Para eso sirve la tragedia reflejada en el vídeo y el debate nacional que ha suscitado. El hombre, un profesor de biología de 32 años llamado Luis Felipe Manvalier, fue detenido poco después de matar supuestamente a su esposa, la abogada Tatiana Spitzner, de 29: estaba huyendo hacia la frontera de Paraguay y Argentina con Brasil cuando la policía le alcanzó. Ahora está en prisión, aguardando su juicio. Él niega haber matado a nadie y asegura que la mujer se tiró por su cuenta. Mientras, la hermana y algunas amigas de la difunta han recordado la de veces que detectaron en Manvalier comportamientos agresivos hacia su esposa, y no hizo nada. Lo cual es lo que harían muchos otros brasileños, incluidos los vecinos de Tatiana y Luis Felipe, que admiten haber oído los gritos y no haber preferido no «meter la cuchara».

«La mejor forma de detectar y detener estos comportamientos violentos es socializar los momentos iniciales», propone Szabo. «El feminicio es la conclusión de un ciclo de violencia, no un momento aislado, es importante entender eso. Porque podemos evitarlo y no lo estamos haciendo».