Así se ganan la vida los venezolanos en Perú

venezolanos-en-Perú

Migrantes en Piura, Trujillo, Áncash y Arequipa nos cuentan su situación de los venezolanos en Peú. Según Migraciones hay 190 mil venezolanos en el país.

En la actualidad hay 190 mil venezolanos en el país, según datos de la Superintendencia Nacional de Migraciones. Lima es el principal destino, donde cerca del 90% de migrantes tramitan su permiso temporal de permanencia (PTP), documento que formaliza su situación migratoria. No obstante, la ola migratoria también ha llegado a distintas regiones.

– Al norte-

De acuerdo con la oficina de Migraciones en Piura, desde el 2016 han ingresado a esta región 583 venezolanos de manera formal, por los puestos de control de El Alamor, La Tina y Paita. Sin embargo, este diario pudo conocer que a diario, por diversos puntos de la frontera de Piura, ingresan entre 3 y 5 venezolanos a esta región.

En total, Migraciones Piura ha reportado más de 300 PTP para los venezolanos. Este permiso les permite trabajar en nuestro país. Gerardo Novillo Gonzáles, jefe zonal de Migraciones Piura, dijo a El Comercio que muchos venezolanos ingresan a nuestro país de forma ilegal y luego pretenden formalizar su estadía con el permiso temporal de permanencia.

“Así no funciona: ellos deben entender que para obtener su permiso temporal de permanencia deben haber ingresado legalmente por cualquiera de nuestros controles migratorios, y cumplir unos requisitos que les exigimos”, dijo.

La mayoría de venezolanos que han llegado a Piura se dedican al comercio ambulatorio, y otros trabajan en empresas de agroexportación o de productos hidrobiológicos. Es el caso de Steven Farías Valdez, de 26 años. Llegó a Piura hace medio año y rápidamente trabajó en una fábrica de productos hidrobiológicos, y luego en una compañía exportadora de mango.

Ahora tramita su permiso temporal de permanencia en nuestro país. Quiere retomar sus estudios que empezó en Venezuela, y trabajar a la vez, para ayudar a sus familiares. “Acá ganamos mucho más que allá. En Venezuela ganaba US$ 4 al mes, y no alcanzaba para nada. Acá somos bien recibidos y nos ayudan”, dijo.

Mientras tanto, en Tumbes –según Migraciones– unos 2 mil venezolanos ingresan por la frontera a diario. La mayoría de ellos llega a nuestro país, luego de viajar entre 5 y 6 días desde Venezuela. Primero arriban a Colombia y de allí prosiguen hacia Ecuador, y luego a Perú. Algunos se quedan trabajando en Tumbes, pero otros avanzan hasta Piura.

A La Libertad también han llegado migrantes de venezuela. “Hasta julio del año pasado solo en Trujillo éramos casi 800 empadronados, pero imagino que a la fecha la cifra se ha duplicado”, sostiene Zaidvict Rojas Pernalette, de Barinas. Nos cuenta que en Trujillo ninguna asociación agrupa a venezolanos, pero muchos de ellos sí pertenecen a la ONG Unión Venezolana en Perú y otra que se está consolidando llamada Nuestras Raíces.

Jennifer Sánchez Vargas tiene 29 años y tres hijos, todos menores de edad. A ellos los dejó en su natal Venezuela con su suegra. Llegó a Trujillo hace ocho meses junto con su pareja. Ella se dedica a vender gelatina en bolsa, sánguches y café por las calles de la ciudad; él trabaja de seguridad en discotecas. “Extraño mucho a mi familia, pero amo el Perú y estoy súper agradecida con ustedes”, cuenta Jennifer. En la región Vargas, al norte de Caracas, Jennifer se preparó para aeromoza y trabajó en un banco, pero la crisis económica le obligó a dejar su país. No vende arepas porque al peruano hay que darle lo que le gusta, dice.

Ruth Mendoza Hernández, de 30 años, también trabaja de ‘gelatinera’ en Trujillo. En esta ciudad vive con sus dos hijos, ambos adolescentes. En Venezuela fue aeromoza y maestra en educación inicial. “Mientras esté aquí quiero ser muy productiva”, afirma. Asegura que el Perú le encanta, pero le desagrada el acoso que sufre a diario. “De diez hombres que me compran una gelatina, ocho acosan”, se lamenta.

En Áncash viven más de 500 ciudadanos venezolanos, que han dejado su país para labrarse un futuro en las localidades de la costa de esta región. La mayoría de ellos reside en las ciudades de Chimbote, Nuevo Chimbote, Moro y Nepeña. Otros, pero en menor medida, han viajado a Casma y Huarmey.

La mitad de los venezolanos en Áncash ha solicitado al Estado el PTP. Muchos ya se han afiliado al Seguro Integral de Salud.

Según Génesis Acosta, integrante de la ONG Venezolanos en Perú, todas las semanas ingresan sus compatriotas. Ellos parten desde Maracaibo (Venezuela), cruza la selva de Colombia, luego pasa por Rumichaca (Ecuador) hasta llegar a la frontera de Perú. En Tumbes toman un bus a Piura o Chiclayo hasta dirigirse al puerto de Chimbote. El trayecto puede demorar entre 6 y 7 días.

Los extranjeros se dedican al comercio ambulatorio de postres, empanadas y hamburguesas, mientras que otros trabajan en restaurantes y gimnasios.

– Al sur –

En Arequipa, la oficina regional de Migraciones entregó más de 160 carnets de extranjería y cerca de 600 PTP a venezolanos.

Uno de ellos, que ya cuenta con su PTP vigente es Wilcar Gil. El estudiante de odontología que dejó sus estudios y su familia trabaja en un puesto de ropas en Siglo XX. Llegó en diciembre y a diferencia de su compatriotas tiene un mejor sueldo, S/ 1,200. Es la ventaja de tener los documentos al día, dice.

Wilcar ve muy lejano el retorno a su país. Sus planes están en Arequipa, traer a su padre y su hermano e ingresar de nuevo a la universidad para convertirse en un cirujano odontólogo.

Los venezolanos no solo buscan un trabajo formal en Arequipa, algunos que ya lo consiguieron tratan de hacer una vida normal como cualquier ciudadano peruano.

Cada tarde, en una esquina de la Mercaderes – la calle peatonal más popular de Arequipa- una tímida venezolana vende crepes de chocolates. Su nombre es Norielis Revilla y aunque sabe que el comercio ambulatorio está prohibido en el Centro Histórico, en las tardes la policía municipal es más permisible.

Nadie creería que esa joven amable, que ofrece sus dulces a S/2.00, fue una activista que encabezaba las protestas en su país contra el gobierno de Nicolás Maduro. Tiene 23 años y dejó su carrera de Derecho para venir a Arequipa a empezar de cero, antes que la metieran presa como a sus amigos.

La futura abogada tiene respeto por las normas y cuando un municipal le pide que se retire, lo hace sin mostrar resistencia. Norielis llegó en diciembre, pero su hermana que vende arepas en la misma calle ya tiene un año en la ciudad.

En Cusco, hasta febrero de este año 138 venezolanos arribaron a la Ciudad Imperial acogiéndose a la ley de residencia temporal, esto poder para realizar actividades económicas legales, reseña El Comercio