Luis Chataing: «Espero que lo que pasa en Venezuela quede registrado en la historia para que no se repita»

El conductor y humorista venezolano que perdió su lugar en la televisión por presiones del gobierno de Nicolás Maduro habló conTeleshow antes de su presentación en Buenos Aires

«Al stand up hay que tenerle mucho respeto», dijo el conductor y humorista venezolano Luis Chataing. Antes de presentarse en Niceto Club con el espectáculo Todo Gira (el 29 de octubre a las 21 horas), pasó por el estudio de Teleshow para contar qué hará arriba del escenario y frente a sus seguidores locales, y de todo lo que sucede en su país bajo el gobierno de Nicolás Maduro.

«Este espectáculo es un compilado de las mejores rutinas que he hecho en tres espectáculos anteriores», explicó Chataing: «A mí me gusta muchísimo hoy en día el humor político. Es mi arma comunicacional. Yo tengo un programa de radio de 6 a 9 de la mañana desde hace 23 años y encuentro en ese formato de humor la posibilidad de acompañar en Venezuela en los temas que hoy día nos están ocupando. Pero para esta gira internacional me ocupo de temas que podamos entender la mayoría de los seres humanos, como el tema de la migración, el tema del tráfico que compartimos todos en distintas formas o la paternidad, recientemente estrenada en mi caso».

Esta serie de presentaciones nació a partir de un hecho puntual: la salida del aire de su programa Chataing TV de la emisora venezolana Televen por presiones del presidente Maduro. «El gobierno que tenemos es una extensión del gobierno de Hugo Chávez, o sea es el mismo. Es un gobierno que no encuentra en sus triunfos gerenciales la argumentación suficiente como para sentarse a debatir en una misma mesa. Y cualquier cosa que desnude las carencias que sufren los ciudadanos del mundo, y el humor lo hace, en lugar de enfrentar, tolerar o aprender y corregir, los gobiernos autoritarios limitan y descartan. Eso fue lo que me pasó a mí el año pasado».

–¿Cómo fue que te enteraste de tu salida y que el Gobierno había estado directamente involucrado en esa medida?

–Por supuesto, los gobiernos del mundo, cuando hacen este tipo de presión para cerrar un programa o un medio de comunicación no dejan rastro. No mandan un memo, no mandan un papel sellado con la firma y la fotografía del Presidente. Lamentablemente no lo hacen, sino que ellos buscan mover presiones de distintas formas que resultan hasta mafiosas y las autoridades me dejaron saber que era muy difícil sostener el programa. Llegando un día a grabar el programa que salía esa noche me dijeron «ya el de hoy no puede salir» y yo ya lo sabía. Estaba preparado para eso. Y decidí hacer de esto un evento que haga saber al gobierno de mi país que yo no iba a cesar en mi intento de tener una mejor Venezuela.

–¿Esta modalidad del gobierno venezolano no es una novedad?

–En Venezuela ha pasado en distintas formas. Emisoras de radio han cerrado 32 o 34. Siempre está la excusa de la no renovación de la licencia, y bueno es una cosa que le pertenece al estado. Canales de televisión. Otros se han visto forzados a vender, por ejemplo medios impresos que le cortan el suministro de papel. Los van ahorcando, no le entregan las divisas, aniquilan el negocio, venden a alguien que es simpatizante del gobierno; la fórmula que conocemos en el mundo entero.

–¿Cuál es la diferencia entre lo que se vive hoy con Maduro y lo que pasaba con Chávez?

–Hoy en día, Nicolás Maduro no tiene un ápice del encanto que tenía Hugo Chávez para con sus seguidores y se ha visto en la obligación de apretar más fuerte y de hacer cosas realmente preocupantes. Sobre todo ahora que estamos en época electoral.

–¿Qué tipo de cosas?

–Hace algunas noches dejó saber con toda la tranquilidad del mundo en una transmisión de televisión que la opción oficialista ganaría las elecciones parlamentarias en diciembre sea como sea. Sea como sea.

–¿Qué es lo más grave que está pasando en Venezuela en este momento?

–Lo más grave que está pasando en el país es el atropello a la gente que piensa distinto. La persecución, el miedo que se ha sembrado con mucho método en el país. El desinterés del gobierno nacional de atender los problemas, porque atender los problemas en la forma que deben ser atendidos significa desmontar la ideología que han promovido durante 16 años y confesar que estaban equivocados. Eso para quien tiene montado una iglesia en la que Hugo Chávez es adorado como si fuera un dios, al punto enfermo de hacer referencia a él y poner videos y videos… de hecho, el candidato para las elecciones de diciembre es una persona que está muerta. El triunfo de diciembre, a nivel propaganda por parte del oficialismo, está casado con la imagen de Hugo Chávez. Imagínate tú qué vergüenza no tener mentes lo suficientemente atractivas, candidaturas lo suficientemente modernas como para atrapar la ilusión de tus votantes y tener que recurrir a alguien que no está.

–El argentino fue uno de los gobiernos de la región que apoyó a la gestión chavista. ¿Qué pensás de eso?

–Yo lamento que Argentina, su gobierno, no los argentinos, hayan acompañado tan afectuosamente los 16 años de gobierno de Hugo Chávez, porque han sido 16 años en los que se han sembrado división, se ha atropellado a la propiedad privada, se han encarcelado gente simple y llanamente por ser líder de un factor opositor. Mostrar simpatía para con las cosas que han pasado en mi país es algo que deja mucho que desear cuando uno le tiene tanto afecto a un país como al de ustedes.

–Si revisás la historia, ¿con qué se puede comparar lo que pasó en Venezuela?

–Sucede algo muy peculiar que es que nosotros somos un país petrolero donde el petróleo los venezolanos no lo vemos por ninguna parte. Lo ven los que se están beneficiando de la corrupción que genera ese tipo de negocio. Compararlo por supuesto con la demagogia y el populismo que pudo llevar al poder a Fidel Castro, a la hora de enfrentar a una dictadura y convertirse él en una aún peor. En la medida que nosotros tenemos este chorro de dinero que se han generado en este tiempo y con él se han inventado un montón de cosas que lo único que han logrado es catapultar el fenómeno de corrupción a unos niveles que yo temo lograr imaginar en qué forma puede ser desmontado es algo que me impide compararlo con cosas que están pasando en otra parte del mundo. Llegar aquí a la Argentina fue algo, una vez más, insólito, porque me encontré con un aeropuerto con unas comodidades y disposiciones que uno dice «¿cómo es posible que en Venezuela sigamos teniendo el aeropuerto que tenemos?». Luego, entrar a un supermercado para un venezolano en cualquier parte del mundo resulta en una sorpresa muy ingrata por la cantidad de productos que uno ve. Recuerdo cuando los cubanos nos contaban a nosotros que ellos llegaban a Venezuela o a cualquier parte del mundo, veían las torres de productos y sentían una impresión muy fuerte. Ahora somos nosotros lo que estamos viviendo aquello. Lo que está sucediendo en Venezuela es un caso que ojalá quede bien registrado en la historia para que no se repita.

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