Venezolanos se preparan con angustia para recibir últimas medidas de Maduro

Muchos de los comercios de Caracas decidieron no abrir sus puertas mientras que los ciudadanos hacen compras nerviosas en un clima de confusión 

EFE

Los venezolanos amanecieron hoy con una mezcla de incertidumbre, desconfianza y sobre todo angustia, luego de los anuncios económicos hechos anoche por el presidente Nicolás Maduro, y mientras muchos salieron a hacer compras desesperadas, una buena cantidad de comercios decidió no abrir sus puertas.

En diversos sectores del centro de Caracas algunos locales comerciales colocaron en sus puertas que se mantendrán cerrados debido a los «cambios en el sistema monetario», mientras que otros simplemente no dieron explicación.

En aquellos comercios que decidieron abrir reina la incertidumbre e incluso el desconocimiento de las medidas adoptadas, tanto en clientes como en los propios comerciantes.

«No sé qué fue lo que dijo (el presidente) porque cuando salió apagué la televisión», dijo a Efe Rosaura Rojas, cajera de un comercio.

Un vendedor ambulante de verduras y frutas ubicado en una calle del este de Caracas rechazó las medidas del mandatario.  «Maduro lo que quiere es matarnos y ya, esto solo va a traer más hambre».

Asimismo, el transportista Jhonny Domínguez tampoco tenía conocimiento de la totalidad de las medidas anunciadas y solo manifestó su desconcierto ante cómo podrán empresarios pagar los salarios a sus trabajadores.

Muchos de los ciudadanos consultados por Efe aseguraron no tener claros los anuncios pues, según señalaron, evitaron ver la alocución de Maduro y se enteraron «parcialmente» a través de las redes sociales y de los comentarios de quienes sí atendieron a la información.

El jefe de Estado venezolano anunció anoche un nuevo aumento del salario mínimo de los trabajadores al elevarlo hasta un precio 35 veces superior al actual, lo que equivale a 723 o 45 dólares, según las tasas oficiales actuales de referencia en el país.

El Ejecutivo aseguró que asumirá durante «los próximos 90 días el diferencial de la nómina salarial de toda la pequeña y mediana industria del país para que no haya impacto sobre la inflación».

Sin embargo, la dueña de un pequeño restaurante en el este de Caracas que no quiso identificarse aseguró a Efe que no piensa abrir las puertas de su negocio hasta que no consiga la fórmula para seguir adelante pues no tiene forma de pagar ese aumento a sus siete empleados.

Los ciudadanos, entretanto, han atiborrado los supermercados, abastos y camiones de ventas ambulantes ante la incertidumbre de cuáles serán los precios de bienes y servicios a partir del lunes cuando empiece a regir el nuevo cono monetario con el llamado «bolívar soberano», que tiene cinco ceros menos.

El ingeniero civil Luis, quien tiene una empresa con más de 15 trabajadores, aseguró a Efe que no está en capacidad de pagar el nuevo salario mínimo y no confía en que el Ejecutivo asuma estos pagos.

«Todos sabemos que el Estado no cumple sus compromisos, el que espere que le paguen ese nuevo subsidio que no sueñe», enfatizó.

En los mercados, las personas pasan hasta 45 minutos haciendo fila para pagar pues los puntos de ventahan presentado lentitud en medio de los ajustes de la banca antes de la reconversión monetaria.

Además, este mismo lunes, que no será laborable, Venezuela estrenará la criptomoneda petro como su segunda unidad contable, ninguna entidad financiera abrirá sus puertas y la banca electrónica comenzará a trabajar tarde, cuando termine de reiniciarse del apagón que comenzará el domingo.

Las medidas entrarán en vigor en medio de un escenario de hiperinflación que, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, cerrará el año en 1.000.000 %, un factor que hace imposible el éxito de la reconversión a juicio del Parlamento, de mayoría opositora.

Todos estos factores han estimulado la desesperación de los ciudadanos, que ya costeaban sus gastos con dificultad y que ahora deben adaptarse a estas medidas que se enmarcan en el «programa de recuperación, crecimiento y expansión económica» que el Ejecutivo promueve y que piensa imponer apoyado por policías y militares.