Ángel García Banchs: Aquí no hay hiperinflación sino hipermafias

El director de Econométrica, Ángel García Banchs, rechaza la idea de que la economía venezolana vive un proceso de hiperinflación, asegurando que si lo fuera, veríamos crecer los salarios desproporcionadamente. «Lo que hay es hipermafias», agregó.

Así lo dijo en el Foro de Perspectivas Económicas 2016 que organizó la firma. A continuación la segunda parte de la reseña.

García Banchs presentó de seguidas una lámina sobre el tema de si vale la pena o no endeudarse. Precisó que con tasas de interés reales negativas hay que endeudarse, pero con tasas reales positivas altas no; y explicó a lo que se refería con un par de ejemplos.

«Yo estoy de acuerdo con que para la mayoría de los negocios habría que endeudarse, pero habría que ser muy específico, y evaluar caso por caso; porque va a depender, no sólo en qué espectro de la tasa de cambio se esté operando, si por debajo de la unificación de 150 ó 200 bolívares o por arriba, sino también va a jugar un papel muy importante el peso del componente importado en la estructura de costos; de modo que en el caso de empresas que están operando en el espectro de arriba de la tasa de cambio, por encima de los 200 bolívares, hay que tener cuidado con el endeudamiento previo a la unificación si el componente importado de la estructura de costos es verdaderamente significativo».

Al abordar el tema de la hiperinflación, García Banchs confesó que prefería hablar de hipermafias, concepto que describía muy bien el proceso que vive la economía venezolana, y para el caso trajo a colación la situación que se vivió en su momento en Zimbabue, mostrando en una lámina lo que era un billete venezolano y un billete de ese país.

Concluyó que , por esta vía, aquí se hacía negocios hasta con los billetes, en el sentido de que muchas veces para adquirir un billete de cien se necesita pagar una primade 30 bolívares, de modo que éste pasa a valer 130 bolívares, y que, incluso, había mafia hasta en la decisión de no aumentar la denominación máxima de los billetes.

«Fíjense en el caso de Zimbabue donde se necesitaban 33,33 mil millones de dólares de ese país para comprar un huevo. Aquí se necesitaban hasta hace unas semanas atrás a 29,16, casi digamos 33,33 bolívares por cada huevo. Entonces, estamos hablando de una diferencia enorme, particularmente, de mil millones de veces. De hecho, la hiperinflación de Zimbabue ha sido la mayor de toda la historia».

Estimó que a finales de este año se registrará una inflación de 230%, que al mes de octubre ya se ubica en 185,73%, y que iba directo hacia el 230%, pues sostiene que lo que viene entre noviembre y diciembre es descomunal. Al retomar el tema de la hipermafia, que es como define la situación inflacionaria del país, ilustró el asunto diciendo que aquí que se daba el mismo caso de cuando parece chikungunya, pero no lo es, ya que el proceso muestra los mismos síntomas de dicha enfermedad, la hiperinflación, pero es otra, hipermafia.

«Es decir, todos los síntomas hacen pensar que se trata de un proceso de hiperinflación: déficit fiscal de 20%; impresión de dinero, para financiar ese déficit; caída de la demanda de saldos reales, es decir, caída de la demanda del bolívar, no para el pago de impuestos o nóminas, sino como reserva de valor o activo; mercado de dinero homogéneo, es decir, todo el mundo quiere comprar dólares, y nadie quiere venderlos; todo el mundo quiere deshacerse del dinero como activo, y nadie quiere quedárselo».

Pero ante esto García Banchs se preguntó si existía una hiperinflación de salarios, y respondió que no, y que era lo que lo llevaba a afirmar que, por tanto, no se podía hablar de un proceso hiperinflacionario, y, en ese sentido, resaltó que para que se pudiera dar la hiperinflación en Venezuela primero habría que acabarse con los campos petroleros.

Seguidamente pintó la situación de aquellos países, como Argentina, que si se quedan sin reservas en divisas no tienen cómo intervenir en el mercado cambiario, pero que aquí en Venezuela, aún si se robasen todas las reservas internacionales y no dejasen un dólar, todavía el Estado contaría con unos 40 mil millones de dólares al año, dado el flujo de exportación petrolera. A ese respecto, hizo ver que en el caso de Argentina sí se ha podido dar en el pasado la hiperinflación, pero en Venezuela es casi imposible. «El déficit fiscal existe, porque existen las mafias. Es decir, el 20% del PIB es el tolete que se lleva la mafia.».

Seguidamente, se valió de una ecuación financiera para demostrar que las mafias se regalan el dólar a sí mismas; el mejor negocio del mundo, la posibilidad de comprar dólares sin dinero. Asimismo, se refirió al caso de la gasolina, algo que, a su juicio, se regala: cuatro bolívares por un tanque, es lo mismo que cero bolívares por un tanque; lo mismo que 6,30 bolívares por dólar, es lo mismo que cero bolívares por un dólar. Lo anterior era lo que explicaba, según García Banchs, ese déficit fiscal de 20%.

Pero, también el regalo mafioso del dólar oficial explica el hecho de que Pdvsa no tenga bolívares para poderle responder al Fisco con impuestos y regalías, por lo que el BCV termina financiándola comprando pagarés de la estatal petrolera; mal pudiera tener bolívares una empresa que por cada dólar que coloca en el mercado, obtiene sólo 6,30 bolívares.

«Si esa brecha fiscal de 20% desaparece, inmediatamente, desaparece la impresión de dinero».

Según García Banchs, si se necesitasen más bolívares para comprar dólares oficiales, obviamente, Pdvsa dispondría de bolívares suficientes, pero si no se necesitan, sino 6,3 bolívares por cada uno de los 40 mil millones de dólares al año que, prácticamente, regala el Estado, entonces Pdvsa lógicamente se queda sin bolívares; para García Banchs, eso no es compra, sino reparto dentro de grupos que, por supuesto, han dado al traste con el mercado cambiario.

Insistió en que los salarios iban por la escalera de los decretos mientras que los precios iban por el ascensor del tipo de cambio ilegal, y que esto era lo que daba lugar a que se enfriaran las ventas.

Al retomar el tema de la hiperinflación dijo que la diferencia con el fenómeno de la hipermafia estribaba en que si estuviéramos en el primer caso, entonces el dólar ilegal estaría barato, y habría que comprar más para quedárselos, y endeudarse en bolívares sin pudor para comprarlos.

«Mientras que si, en vez de hiperinflación, se trataba de hipermafia, entonces el dólar ilegal estaba caro. No habría que comprar más de ellos para quedárselos, y no habría que endeudarse en bolívares para acumularlos. Una cosa es comprar dólares para quedárselos, y otra cosa es comprar dólares para rotar mercancía».

Según García Banchs, el dólar ilegal hoy es 329 veces al de enero de 2005; momento en el cual el dólar oficial estaba en 2,15 y el negro en 2,66; mientras que el salario mínimo hoy es 30 veces el de enero de 2005; la liquidez es 74 veces la de enero de 2005 y la base monetaria es 75 veces la de enero de 2005; lo que significa que la masa de salarios, la masa de liquidez explica hasta 130-150 bolívares por dólar.

«La diferencia no puede ser explicada por la demanda, la liquidez, por los salarios. Tiene que ser explicada por la oferta, en especial, por el secuestro de esa oferta». Ubicó este secuestro a raíz de la desaparición del Sitme; fue cuando entonces, dijo, el dólar ilegal comenzó a subir y a subir, consecuencia también de que la mafia obtuvo un control político-institucional pleno, y por tanto, los dólares ya no llegaban al mercado; lo anterior es la razón por la cual desaparecen los inventarios, al tiempo que se genera lo que llamó el gran divorcio entre los salarios y el tipo de cambio, con un impacto en las ventas, que se van a ir desplomando.

Se preguntó cuántos meses de la factura de exportación petrolera se necesitan para comprar la liquidez que existe hoy día, al precio del petróleo actual, al ritmo de exportación petrolera actual, a dólar a 6,30, y respondió que 160 meses, es decir, unos quince años, y, en ese sentido, dedujo que si eso era a 6,30, entonces a 630 serían 1,6 meses y a la tasa del mercado ilegal apenas un mes y medio.

O sea que si Pdvsa vendiese los dólares a esa tasa, recogería la liquidez en mes y medio, e indicó que ahí estaban los extremos de nuestra política cambiaria, es decir, un dólar a 6,30 que, a su modo de ver, se regala y el dólar que se vende en el mercado ilegal. Apeló a lo que llamó la norma histórica. ¿Qué nos dice la norma? Respondió que la norma histórica dice que la liquidez suele comprar 7 meses de la factura de exportación petrolera, y que eso da, aproximadamente, unos 150 bolívares por dólar.

Planteó lo que pudiera pasar con la unificación, y entonces dijo que en estas condiciones lo que esté arriba irá para abajo, y lo que esté abajo irá para arriba: «Abajo tenemos la mayor devaluación de nuestra historia monetaria, de 24 veces, de modo que todo lo que esté a dólar a 6,30 o a 12 bolívares va para arriba. Pero los activos y algunos bienes duraderos que, fundamentalmente, están en el espectro de arriba, van para abajo».

García Banchs sintetizó esta situación diciendo que, si abajo íbamos a tener la mayor devaluación de nuestra historia, arriba íbamos a tener una apreciación; que si abajo íbamos a llegar a una situación en la cual la inflación iba a permitir el repago de las deudas, arriba íbamos a tener una deflación que iba a complicar enormemente el pago de las mismas.

Por esta vía dijo que si una persona con capital propio compra un dólar, por ejemplo, a 1 mil 200 bolívares el día antes de la unificación, no pasa nada, pero que si pide en el banco prestado los 1 mil 200 bolívares para comprar un dólar a ese precio, va a tener problemas con el pago de sus deudas si el dólar posterior a la unificación se ubica en 150 bolívares, puesto que la mercancía la va a tener que vender a un precio más barato, por un problema de competencia de mercado, de modo que a la larga va a tener problemas para el repago de sus créditos.

«Entonces, la primera gran recomendación es que abajo hay que endeudarse sin pudor; abajo, donde se va a producir la devaluación, hay que estar corto en bolívares y largo en mercancía, puesto que allí la tasa de cambio va a subir, los márgenes y los precios van a subir, y las deudas se van a pagar con los ojos cerrados; pero arriba hay que tener cuidado con el endeudamiento y con grandes tenencias de inventarios, sobre todo, cuando han sido financiados con apalancamiento».

García Banchs, en ese sentido, planteó lo que sería el escenario derivado del flagelo inflacionario; pues, a su juicio, en las circunstancias actuales, algunos precios se van a disparar, pero otros van a caer, y en estos segundos mencionó los automóviles, los televisores, el whisky y hasta los seguros. Entre tanto, la harina precocida se va a disparar.

A continuación aseguró que las tasas de interés reales van a ser negativas en promedio, pero que nos vamos a conseguir también con tasas de interés reales positivas, y agregó que era cierto que con tasas de cambio inferiores a 150 bolívares, los productos que están por debajo de ese nivel, iban a subir, lo que facilitaría el repago de los créditos; y que ahí la tasa real podría ser parecida a la actual en promedio, esto es, 56% negativa.

«Ahora, el producto que está a la tasa ilegal de cambio, y su precio va a bajar hacia al espectro de la tasa de unificación de 150 ó 200, hay que tener mucho cuidado con endeudarse; porque allí se pudieran tener, en lugar de tasas de interés reales negativas, tasas de interés reales positivas. Es decir, si un bien está valorado a la tasa del mercado ilegal, y se produce una unificación en torno a 150 bolívares, entonces ahí no hay una tasa real de interés negativa, sino positiva».

Consideró, a ese respecto, que a la persona le iba a ser muy difícil pagar los créditos, y que era por eso que en el espectro de la tasa del mercado ilegal de divisas no había que endeudarse; admitió que en la mayoría de los casos había que endeudarse sin pudor alguno; pero que había que estudiar cada caso en particular, pues, según su punto de vista, esto no es cualquier proceso de aceleración de precios, sino que junto a ello hay enormes distorsiones de precios relativos. «Aquí hay cosas que van a subir a una altísima velocidad, y hay cosas que van a desplomarse», añadió.

Concluyó señalando que la situación ya no es insoportable, sino que es insostenible, y que con independencia de lo que suceda el 6D, la reforma económica constituye un dato, y que lo que cambia esa fecha no es el qué (si ocurre o no la reforma), sino el cuándo.

«La reforma tiene que venir, el desorden no es un equilibrio. La economía será la que acabe con el caos, y no al revés; la economía ha de imponerse, y la política ha de obedecer».

ND