¿Qué te puedes llevar y qué no de un hotel?

Es sabido que nos encanta traer recuerdos de todos lados. Una encuesta realizada en 2015, por Hotels.com, reveló que los turistas argentinos son los que más cosas se apropian en sus  viajes , a nivel  mundial . No  todo  es delito, hay productos que los hoteles realmente colocan para que el huésped se lo pueda quedar. ¿Querés saber cuáles?

La excusa de la apropiación generalmente es la misma: si pagó la habitación siente que le corresponde llevarse, por ejemplo, esa hermosa bata que lo hace lucir como Sandro de América. Y además, al no haber un detector de  seguridad  a la salida, se siente impune.

Jacob Tomsky explica en su bestseller Heads in beds (Anchor) -libro en el que recoge las memorias de sus más de diez años como empleado en la industria hotelera- “ningún hotel va a forzar a un huésped a abrir su valija para buscar un champú, es más, quieren que cuando lo utilicen más tarde se acuerden de ellos. Sin embargo, el robo de otros artículos no está aceptado”.

¿SABÍAS QUÉ cosas SE LLEVAN LOS HUÉSPEDES?

Según la encuesta de Hotels.com, los productos más robados de los hoteles son: pilas del control remoto, o directamente el control remoto, lamparitas, cuadros, cortinas, toallas, flores, el secador de pelo, la cortina de baño, además de las típicas toallas y batas.

LO QUE SÍ SE PUEDE LLEVAR

– Todos las pertenencias personales del cuarto de baño: shampoo, acondicionador, jabón, cepillo de dientes, pasta de dientes, peine, y lo que nos dejen.

– Bombones y dulces, que generalmente se colocan sobre la almohada del huésped.

LO QUE NO SE PUEDE LLEVAR

– Toallas y batas. No hay tutela con respecto a esto. En muchas habitaciones colocaron carteles que lo anuncian y multan al huésped si lo hacen.

– Perchas, cuadros, control remoto, plancha, y todo lo que el remordimiento te recuerde que no es tuyo.

LO QUE EN ALGUNOS LUGARES SÍ, EN OTROS NO

– Las revistas, las pantuflas u ojotas y las bolsas de tela, para meter la ropa sucia. Depende de la moral de cada huésped. Si puedes vivir sin ellos, mejor déjalas. Si el cleptómano que llevas dentro se muere de ganas de tenerlas, entonces mételas en el bolso. Nadie te va a llamar para que las devuelvas.

Fuente: Rumbos Digital