Enrique Guzmán: ¡No creerás lo que vas a leer!

Con encabezados así comienzan desde hace ya algún tiempo los titulares de casi la totalidad de la prensa escrita, impresa o digital.

Pareciera que con este tipo de estrategias consiguen llamar inmediatamente la atención del lector. Lo peor del caso: ¡Lo logran!

Ya es normal, incluso en medios otrora serios, divulgar así las «noticias».

Han asumido que somos tontos y poco dados a indagar más allá de los que nos dan como novedad.

Bajo esa premisa de consumidores obesos, sedientos de información han logrado, por ejemplo, que la visión de un número nada despreciable de personas asuma que todo musulmán sea automáticamente sospechoso de terrorismo, cuando la realidad es que los delincuentes que en nombre de la religión asesinan a propios y extraños son un minúsculo grupo de desadaptados. Prueba de esta paranoia es que la marcha condenatoria contra el «Estado Islámico» en la que participaron decenas de miles de musulmanes no ocupó ningún titular, por tanto no existió.

Pasa lo mismo con las etiquetas que de manera sutil utiliza la prensa para que este miedo anti musulmanes aumente. Muestra de este paradigma es lo acontecido en la madrugada de ayer en Londres, donde un hombre en un vehículo embistió a un grupo de musulmanes con el resultado de un muerto y varios heridos. Pues bien, el autor de este hecho es un rubio de 47 años de apellido Osborne. El tipo llevaba meses advirtiendo a su entorno que iba a matar musulmanes, nadie se lo impidió y, para la prensa es «un hombre de 47 años», de haber sido contra ciudadanos no musulmanes estaríamos leyendo que el autor es un terrorista, que fue un atentado, etcétera, etcétera, etcétera.

Otra de esas anécdotas con respecto a cómo la prensa decide el trato de la noticia la leí ayer en uno de los periódicos más respetados de Holanda (AD) donde se hace mención al tema de la utilización de bombas lacrimógenas en Venezuela pero, en lugar de acompañar el artículo con una foto tomada en Caracas, optaron por una tomada en Hungría en el 2015.

En la misma línea  vemos las imágenes de las manifestaciones a favor del gobierno venezolano en las cuales se observan miles de personas pero, cuando uno hace zoom a la imagen puede notar que la misma persona se repite varias veces en distintas posiciones o, cuando en el canal oficial del Estado no se hace mención a la escasez de alimentos o medicinas y, cuando se mencionan es para acreditarlas a distintos complots, desde sabotajes de la industria nacional hasta intentos de magnicidio por parte de las potencias mundiales. La realidad es que la principal potencia económica del mundo: China, tiene intereses económicos extremadamente importantes pero disfrazados de convenios de desarrollo.

Los medios que apoyan a la oposición venezolana carecen de la misma ética que sus contrapartes oficialistas. Pareciera que la especulación y la manipulación sean los elementos más importantes a la hora de comunicar. Atrás quedaron esas investigaciones periodísticas que llegaron incluso a cambiar el curso del mundo.

Casos así encontramos por decenas cada día.

En lo personal cada vez que me tratan de enamorar con un «no creerás lo que vas a leer», simplemente no lo creo y procuro de revisar diversas fuentes para convencerme que si me van a engañar al menos no lo hagan en el primer intento.

Enrique Guzmán.

Amsterdam, 20-06-2017.