Trasplantados esperan hasta dos meses por fármacos en el Zulia

“Estoy muy preocupado, pensando siempre en el tratamiento. Eso me estresa mucho. Aunque siempre digo: En el nombre de Dios, temo que pueda presentar rechazo del riñón y tener que caer de nuevo en diálisis”. Es la difícil situación que vive Humberto Huerta ante el suministro irregular de inmunosupresores a los trasplantados renales en el último año por parte de la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social en Maracaibo, ubicada en el Hospital Adolfo Pons, reseña Panorama.

Desde hace seis años, su nefrólogo le indicó de por vida algunos de estos fármacos al comerciante zuliano, de 37 años. No se compran en farmacias. Son muy costosos. Comenzó tomando tracolimus (Prograf). Por sus efectos secundarios, le cambiaron a sirolimus (Rapamune).

“Pero, comenzó a escasear el año pasado en el Pons y estuve unas semanas sin tomarlo, y fue cuando la nefróloga me cambió a ciclosporina (Sandimmun), que después también dejaron de entregar y estuve otro mes sin nada. Me regalaron unas cápsulas y me tomaba dos en vez de una, y un día sí y otro no, para rendirlas”.

El 30 de diciembre le correspondió ir a buscar su respectiva dosis mensual, 200 miligramos al día. No le dieron, como lo venían haciendo regularmente otra vez desde agosto. “Venga en 15 días”, le dijeron. A mediados de enero volvió a ir y nada. “Vuelva en un mes”, escuchó esta vez.

“Ya tengo 45 días sin tomar medicamento, y no tengo nada de reserva, y para colmo tampoco está llegando prednisona. Me ayudo con bastante líquido y cuidándome mucho con las comidas”. A Huerta solo le están dando ácido micofenólico (Myfortic) del coctel de fármacos que bebe.

Igual situación vive Ingrid Áñez, de Ciudad Ojeda. Desde hace más de un mes no recibe su dosis regular de 150 miligramos diarios de ciclosporina en la Farmacia de Alto Costo del Hospital Doctor Pedro García Clara. Tampoco le suministran prednisona. “Solo me están dando, sin problema, MyFortic. Los primeros días de enero pude tomar ciclosproina porque tenía una reserva, pero se me acabó y nadie tiene”.

La secretaria, de 49 años, asegura que está “viviendo con mucha angustia. Todos los días me levanto pensando cuándo volveré a tomar ciclosporina, y me preocupa mucho por las complicaciones que pueda presentar. No nos pasa nada porque Dios es muy grande”.

“Lo peor es que si el médico me cambia para otro debo llevar a la farmacia otro informe y ficha, sin seguridad de que me lo den de una vez, porque ellos no tienen demás, sino que tienen que pedirlo a Caracas, y así tengo que pasar otro mes sin tratamiento”, advierte.