Las elecciones ponen fin a la era de Rafael Correa

Rafael Correa no duda en calificar como “la década ganada” los diez años que gobernó en Ecuador, una era que llegará a su fin cuando entregue en mayo el poder a su sucesor, que será elegido en las elecciones de este domingo.

DPA

“Ha sido una década de sueños cumplidos, de logros extraordinarios en materia económica, social y política”, afirmó Correa al celebrar su décimo aniversario en la presidencia en enero pasado.

Y si bien es cierto que ése es un récord en un país con una inestabilidad política histórica que ha visto mandatarios que apenas duraron unas horas en el cargo, hay expertos que advierten que si en estos comicios triunfa el oficialismo, como indican las encuestas, ello no supone ninguna garantía para el partido en el poder.

No se debe creer “que la ciudadanía les entrega un cheque en blanco para continuar de la misma manera como lo han hecho hasta hoy, pues se necesita que esa organización política reflexione críticamente el proceso y corrija ciertos temas que necesitan cambios profundos, señala el catedrático Roque Espinosa.

Espinosa cree que difícilmente el Ecuador tendrá un gobernante como lo ha sido Correa y tendrá que definirse en una categoría ideológica “entre el progresismo y el neoliberalismo”.

Correa, por su parte, nombra datos que en sus palabras respaldan su afirmación de “promesas cumplidas” y que repite en cada presentación pública: que redujo el índice de pobreza del 36,7 por ciento en 2007 al 22,9 por ciento en 2016 y que dio acceso a la salud y a la educación a los más necesitados. También afirma que mejoró las carreteras hasta colocarlas como las primeras en Latinoamérica.

“Todos se han beneficiado en la década ganada; los trabajadores más, que duplicaron sus salarios, los empresarios triplicaron sus ganancias”, asegura el gobernante, que abandonará el cargo el 24 de mayo. Correa está seguro de que su sucesor será Lenín Moreno, su vicepresidente del 2007 al 2013 y ahora candidato a la presidencia.

Al mismo tiempo, en la década que Correa gobernó Ecuador se generó una oposición crítica que juega un papel decisivo en esta época electoral. Sin olvidar que la etapa al frente del país generó una alta tensión con los medios de comunicación, a los que consideró como actores políticos y combatió con duras descalificaciones y acusaciones. Algunos casos incluso derivaron en juicios.

Asimismo, conformó una propia red de medios públicos de apoyo entre los que incrustó a algunos medios incautados por el Estado en la crisis financiera de Ecuador de 1999. Correa además implantó un programa semanal de informe de labores, que se emitió por radio y televisión a escala nacional y en el que, si bien reseñaba sus actividades, también fustigaba a la oposición y descalificaba a sus críticos.

En opinión del secretario de acción política del movimiento oficialista Alianza Pais (AP), Oscar Bonilla, la gestión de Correa ha sido beneficiosa para Ecuador porque en una década hizo transformaciones que no se habían logrado en gobiernos anteriores. Además cree que ello puede servir para sostener los regímenes progresistas y sus transformaciones en el continente.

“Estamos trabajando para que el proceso de transformación permanezca, y obviamente, que sea el Ecuador en este proceso la frontera hacia la cual pueda llegar esa resaca neoliberal que se ha desplegado en nuestro continente”.

La historia presidencial de Correa se inicia en enero del 2007, al empezar un mandato que denominó “La Revolución Ciudadana”, calificativo acuñado años antes en la campaña presidencial del fallecido mandatario venezolano, Hugo Chávez. Correa convocó entonces a una Asamblea Constituyente, que elaboró una nueva Carta Política.

Toda su gestión estuvo marcada por el manejo económico de Ecuador, que se benefició de una bonanza de ingresos petroleros, los cuales llegaron a sobrepasar los 100 dólares por barril durante varias temporadas. Eso le permitió emprender grandes obras de infraestructura.

Correa mantuvo la aceptación popular, si bien del máximo de 80 por ciento en sus inicios ha bajado hasta el 50 por ciento con el que cuenta ahora. Con una Asamblea Nacional con 100 de 137 diputados a su favor, todas las leyes que propuso en el marco de su proyecto de orden socialista fueron aprobadas, entre ellas el Código Integral Penal, la Ley Orgánica de Comunicación, el Código del Ambiente, la Ley de Cultura o la Ley de Movilidad Humana.

Sin embargo, en septiembre de 2010 Correa enfrentó una sublevación policial por reclamos sociales y que puso en peligro su vida. El mandatario estuvo retenido varias horas en un hospital, del que salió tras un enfrentamiento entre militares y los alzados. Hubo cinco muertos.

En política internacional, Correa se alineó con la corriente bolivariana instaurada en la región por Venezuela y apoyada por algunos gobiernos progresistas. En ese ámbito, fue un impulsor de las nuevas organizaciones regionales como Alba, Unasur y Celac. Al mismo tiempo, se mostró contrario a otros organismos como la OEA y desoyó resoluciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Con Estados Unidos mantuvo una tensa relación que se agravó en un momento por la revelación de unos cables de Wikileaks que derivó en la expulsión mutua de los embajadores de ambos países. Correa, por el contrario, amplió sus relaciones con países fuera de la órbita occidental como Irán, Vietnam y China y retó a Estados Unidos e Inglaterra asilando en su embajada en Londres al fundador de Wikileaks, Julian Assange.

A su salida, Correa, irá con su familia a Bruselas, Bélgica, donde posee un departamento, pero no se retirará de la política. Y es posible, dependiendo de las circunstancias futuras en su país, que se lance nuevamente a la contienda electoral en 2021.