Heinz Dieterich: Jaque mate a un gobierno sin cerebro

En Venezuela, ante una crisis de la actual naturaleza cualquier dirección nacional sensata reaccionaría con un plan sistémico emergente y convincente de salvación nacional, señala el teórico marxista, y asesor de Chávez en vida, Heinz Dieterich.

Miraflores, en cambio -prosigue el autor de el “Socialismo del siglo 21- recurre al onanismo político tropical, convocando a una nebulosa «Asamblea Constituyente», que según Maduro debe «construir la paz verdadera, la paz con democracia, con libertad, con participación, con justicia»… Pero, si en largos años de bonanza petrolera no se logró diversificar la economía, ¿Cómo se logrará ahora en la ruina absoluta del sistema? Si el «Dialogo nacional» con apoyo del Papa, de la Internacional Socialista y de la UNASUR, fue un fracaso total, ¿Cómo la entelequia de una Asamblea Constituyente, rechazada por el episcopado, la MUD, la Unión Europea, Washington y las elites cipayas latinoamericanas, generará la mítica creatio ex nihilo (creación desde la nada) que salvará a la nación? Sólo los Rasputínes tropicales de Miraflores que se comunican con el comandante Chávez vía pajaritos, y sus asesores idiotas pueden idearse un engendro autodestructivo de esta naturaleza, digno del zarismo decadente ruso…

En su análisis Dieterich expresa que “El poder entre ambos bloques está, grosso modo, equilibrado. Tanto la MUD como el madurismo pueden movilizar masas suficientes para cubrir sus intereses mediáticos internacionales y ciertos puntos geográficos de Caracas. En este aspecto, el choque reveló un equilibrio de fuerzas. Pero, el resultado trascendental fue que las FANB son leales al gobierno. La lealtad del grupo hegemónico militar de Padrino López con la facción política dominante del PSUV quedó fuera de duda. La pregunta fundamental es: ¿Hasta cuándo?… Aún más dramática es la inferencia que se deriva del equilibrio de fuerzas entre los dos bloques de poder. Agotadas las vías pacíficas de superación de la crisis, las armas decidirán el conflicto. Es decir, la derecha, Santos y Washington recurrirán al modelo de subversión armada que se usó contra Salvador Allende y la Revolución Sandinista (a partir de 1981).

Chávez, Xi Jinping y los cachorros

En abril del 2009, Hugo Chávez visitó la Escuela de Cuadros del Partido Comunista de China en Beijing, acompañado por los ministros Maduro, Ramírez y Jaua. Muy impresionado, Chávez anunció, que «próximamente cuadros del PSUV viajarán a China a realizar cursos de formación» en esa escuela. Este será «un requisito indispensable para ser instructor del PSUV en Venezuela» agregó el presidente y enfatizó, que la conformación de la Escuela de cuadros «es vital para asegurar el futuro de nuestra revolución». Su «núcleo fundacional debe pasar por esta de China, porque comenzamos a dar forma a un gran partido con una ideología clara: el socialismo». Trágicamente, de estos sueños de una sociedad mejor, de líderes revolucionarios y del socialismo, no ha quedado nada. Sólo analfabetos políticos como el «maoísta» Maduro, el cínico ex ultra-Bandera Roja Jaua, el «desaparecido» Rafael Ramírez, un General Padrino López que no parece tener la más mínima idea de lo que es una sociedad y, por supuesto, un país en ruinas.

Dieterich asegura que “cuando el «Presidente Obrero» autoriza un incremento del salario mínimo de 60%, en medio de una inflación de 700%; cuando el Jefe militar de la fuerza invasora imperialista para América Latina, Almirante Kurt Tidd (Southcom) anuncia que el problema de Venezuela requerirá una «respuesta regional»; cuando el mundialmente famoso director de Sinfónica, Gustavo Dudamel, reclama a Maduro que está desatendiendo «el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis»; cuando el hijo del estatal Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, condena públicamente la represión y le pide a su padre «poner fin a la injusticia que ha hundido al país»; cuando el General Mayor chavista y ex ministro del interior, Miguel Rodríguez Torres, declara públicamente que la crisis venezolana obedece «a un liderazgo decadente que no se conecta con las necesidades de la gente»; cuando el 80% de la población quiere que Maduro dimita y que haya elecciones según la constitución vigente; cuando el Metro de Caracas tiene que suspender constantemente el servicio en 30 estaciones del sistema y las carreteras de acceso a la Capital tienen que ser controladas de manera asfixiante para impedir la llegada de manifestantes; y cuando los sabotajes a la infraestructura logística del país, los saqueos y las agresiones armadas van en aumento, entonces está claro, que el sistema gobernante está en el punto de ruptura de su capacidad de contención… Con el 80% de la población venezolana en su contra, ¿Cuánto les durará a Maduro y Padrino López su sueño, de poder sustituir al pueblo por las bayonetas?”.

Jaque mate a un gobierno sin cerebro

Los líderes maduristas nunca entendieron de dialéctica; de la «unión de opuestos» (Engels) entre ofensiva y defensiva, pueblo y vanguardia, frente y retaguardia. De ahí, que no aplicaron la solución (post electoral) sandinista de 1990 –que constituía una retirada táctica en una situación estratégica insostenible, para recuperar el poder después en el año 2007– cuando aún podían hacerlo desde una posición de fuerza y a tiempo. Ahora tendrán que lidiar con la estrategia subversiva armada «anti-sandinista» que usó el gobierno de Reagan contra el FSLN y el gobierno de Nixon contra la Unidad Popular. Ante un gobierno sin cerebro, está claro quién dirá el jaque mate en ese drama latinoamericano.

Heinz Dieterich

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