Conoce el nuevo aumento de sueldo y cestatickets que prepara el Gobierno

El especialista en administración industrial, Iván Acosta, gerente general de PGA Group afirma que el país detenta una acumulación aproximada de 25 o 28 puntos negativos con relación al Producto Interno Bruto (PIB).

Esta data representa la depresión económica no registrada en el sistema productivo que propició la transformación de la cultura empresarial y organizacional de las entidades financieras. El cierre de negocios con la menor cantidad de talento forma parte del daño colateral acaecido en los últimos tiempos.

 

Este es parte del análisis que presentó Acosta en el foro Perspectivas Económicas de Venamcham realizado la semana pasada en Caracas. En la misma línea, expone que el 84 por ciento de las organizaciones empresariales estiman, en términos cualitativos, que el crecimiento de su institución en relación al año 2016 tendrá resultados no favorables para todo el equipo laboral.

Un estudio realizado por PGA Group – Empresa consultora en materia de capital humano – durante el año 2016, entre empresas venezolanas, determinó un descenso de 6,14 por ciento en gran parte de los presupuestos pertinentes. Estos resultados representan una declive sustancial con pocas expectativas de cambio, en todas las áreas, para todo el mercado empresarial.

Acosta expresa, además, que es parte de la causalidad que la regulación, la disponibilidad de talentos y la flexibilización del mercado laboral no tenga influencia en nuestro índice de competencia. “Estamos presentes en la posición 53 con relación a la educación, a las capacidades de entrenamiento y a la preparación que detenta la población. Este estudio evidencia que a pesar de contar con variables que nos mantienen contraídos, estamos dotados de talento extraordinario que puede permitir que nuestra nación cuente con una franca oportunidad de crecimiento en el futuro. En esto, todos, debemos focalizarnos”, sostiene.

No obstante, la retención y atracción de talentos, por su parte, interpreta una trama de dificultad para la empresa venezolana que busca retener el músculo laboral. Las entidades, durante los últimos años, se han planteado un dilema estructural: cómo es posible la realización de un presupuesto de reducción de personal en simultáneo a un presupuesto para la retención de personal. En sincronía con lo antes expuesto, el empresario, en la actualidad, debe lograr que un empleado no renuncie a sus funciones para irse a otra empresa o tome la decisión de la emigración. Es por ello que el empresariado está en la constante evaluación de ciertos costos especiales.

Acosta, enuncia que además de esa condición restrictiva, las estimaciones, para este año, en relación al salario mínimo prevé un incremento de 250 por ciento, lo cual indica que podría alcanzar los 95.793 bolívares. Asimismo, pronostica que el ticket de alimentación alcance los 203.520 bolívares. Los próximos aumentos vaticina serán de 70, 80 y 90 por ciento. “El Gobierno tiene como mínimo, alrededor de dos o tres años realizando cuatro incrementos anuales salariales. Este estudio permite prever que el poder adquisitivo del emprendedor venezolano no ha tenido la capacidad para adaptarse a estas transformaciones”, finalizó.

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